Paz Pérez, D. E.

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Año 6, núm. 17 / mayo - agosto del 2021

universitaria, y que serán mejor desarrolladas que los conocimientos empíricos en los que se basan muchos jóvenes para emprender; 3) la aceptación o aversión al riesgo; 4) networking, la capacidad de relación con otros para compartir su conocimiento empresarial; 5) el soporte cultural, llamando así a la forma en la que la sociedad en su conjunto aprecia y promueve el emprendimiento, o lo rechaza y empuja al jóven a buscar alternativas tradicionales como la educación formal;

2. Los 4 pilares de la habilidad emprendedora : 6) el emprendimiento oportuno, la facilidad que pueda encontrarse en la burocracia para iniciar un nuevo negocio; 7) el nivel de absorción de tecnología que prevalece en el entorno; 8) el capital humano, la experiencia, innovación y salud de la fuerza de trabajo; 9) la competencia, vista desde el mercado y las restricciones legales;

3. Los 5 pilares de la aspiración emprendedora : 10) la innovación del producto que ofrecerá el nuevo empresario; 11) la innovación del proceso, aplicando tecnología de reciente creación; 12) llamado alto crecimiento, identifica los negocios que planean tener más de 10 empleados y y cuya intención es crecer al 50% en los próximos 5 años, apoyados en un plan estratégico; 13) la internacionalización, la identificación de la intención exportadora del emprendedor; 14) el capital de riesgo, preferentemente emprender con capital propio y no con deudas.

Al emprendedor se le considera también una persona creativa, persistente, innovadora, generadora de empleo y transformadora de recursos; algunos atributos determinantes de la actividad emprendedora son los factores sociodemográficos como el género, la edad, la

familia, el nivel educativo, la experiencia laboral, así como otros factores personales tales como la disciplina, la necesidad de logro, el optimismo, la responsabilidad hacia el trabajo o el temor (Fuentes García y Sánchez Cañizares, 2010; Moriano et al., 2006).

Programas de fomento emprendedor en las universidades

Como parte de sus actividades regulares, las instituciones académicas de nivel superior fomentan el emprendimiento entre los estudiantes, pero tales actividades deben ser diseñadas e impartidas en forma paralela a los programas oficiales que contemplan actividades orientadas solamente al conocimiento científico, a fin de lograr una mayor eficacia en los resultados (Leite et al., 2015; Marulanda Valencia et al., 2014); también se ha comprobado que si se promueven adecuadamente los programas y se hacen evidentes las ventajas que representa el emprendimiento de nuevos negocios se podrá influir positivamente en la actitud de los jóvenes universitarios a la hora de planear sus propios emprendimientos (Rueda Sampedro, Fernández- Laviada y Herrero Crespo, 2013). Esta educación emprendedora moderna tiene tres enfoques, según Sánchez García, Ward, Hernández y Florez (2017): educación sobre el emprendimiento , para conocer las teorías conceptuales; educación para emprender , con una perspectiva de capacitación teórico-práctica; y educación a través de emprendimiento, en el que se experimenta al tiempo que se aprende; mientras la primera variante de la educación emprendedora es muy utilizada en los centros educativos para trasladar al educando el conocimiento inicial, las 2 últimas son las más reconocidas cuando los estudiantes evalúan su formación universitaria.

Como se ha señalado antes, las instituciones de educación superior integran en sus actividades