Paz Pérez, D. E.
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Año 6, núm. 17 / mayo - agosto del 2021
encargado de promover el emprendimiento mediante 3 formas habituales: educando sobre el emprendimiento, para el emprendimiento y a través del emprendimiento (Sánchez García Ward, Hernández y Florez, 2017); las universidades suelen realizar esta actividad utilizando el enfoque de crear actividades independientes de los programas académicos en la forma de actividades extracurriculares, aunque Marulanda Valencia, Montoya Restrepo y Vélez Restrepo (2014) abogan por lo opuesto: sugieren que se incluyan como asignaturas para enseñar la gestión, supervivencia y desarrollo de pequeñas y grandes industrias por igual.
Los programas formales de emprendedores son un desafío y a la vez una tarea indispensable para las universidades, y su desarrollo e implementación son tan importantes como su mantenimiento (Sánchez García et al., 2017); el diseño de cada actividad requiere analizar el impacto que tendrá en las competencias específicas que se quieren alcanzar en los estudiantes y que tienen relación con el emprendimiento; aunque hay diversidad de opiniones en la literatura del tema, las competencias básicas de creatividad, innovación, responsabilidad ética e iniciativa emprendedora se encuentran entre las más mencionadas en el tema del emprendimiento, y son las que se han podido identificar en el programa emprendedor del ITSMante analizado en este trabajo (Peña Calvo, Cárdenas Gutiérrez, Rodríguez Martín y Sánchez Lissen, 2015).
Para lograr en los estudiantes las competencias emprendedoras se requieren métodos activos de enseñanza diferentes a los establecidos en los programas formativos, como sugieren Sánchez García et al. (2017), quienes también afirman que se requiere formar a los docentes en tales métodos de enseñanza, de ahí la importancia de este trabajo documental; son deseables
aquellos centrados en solución de problemas, desarrollo de proyectos y trabajo colaborativo; una actividad muy interesante que vale la pena incorporar en los programas emprendedores es la que comparten Orozco Triana, Parra Bernal, Ruíz Arias y Matíz Bulla (2016): fortalecer las habilidades de comunicación de los jóvenes mediante talleres grupales (Elevator Pitch). Los métodos de enseñanza deben enfocarse en desarrollar los rasgos asociados con el éxito empresarial, siendo de gran influencia para despertar el espíritu emprendedor de los jóvenes la instrucción de las ventajas del emprendimiento, como son las recompensas económicas y personales, la independencia o autonomía, la seguridad familiar y personal o conseguir un patrimonio personal (Rueda Sampedro, Fernández-Laviada y Herrero Crespo, 2013); si los estudiantes no cuentan con un soporte cultural en su ecosistema que aprecie el emprendimiento individual, serán impulsados a permanecer en el modelo tradicional de educación formal y búsqueda de empleo (Valencia Arias et al., 2015).
A pesar de la aparente efectividad de los programas emprendedores universitarios, es preciso medir su impacto en las actitudes y competencias emprendedora de los estudiantes, ya que se ha demostrado que éstas mejoran con métodos de enseñanza que se apegan al modelo emprendedor (Sánchez –García y Hernández – Sánchez, 2016), por lo que se sugiere continuar este estudio hasta identificar los beneficios que aporta al perfil de egreso del Ingeniero en Gestión Empresarial.
Referencias
Ács, Z. J., Szerb, L., Lafuente, E., y Márkus, G. (2020). The Global Entrepreneurship Index 2019. The Global Entrepreneurship and Development Institute.