Ríos Rodríguez, L. C., Carmona, E. A., y Ruvalcaba Arredondo, L.
44
Vol. 7, núm. 19 / enero – abril del 2022
misma localidad también pueden desarrollar y mantener una colaboración, impulsando así la creación de un clúster. Derivado de lo anterior, se puede tener como beneficio unir las actividades de innovación, tratados de cooperación en tecnología que permitan hacer más asequible un proyecto tecnológico, la transferencia del conocimiento, mediante de la creación de redes colectivas para la aplicación de desarrollo o fortalecimiento de procesos, productos o servicios (Fernández, 2013).
Innovación y cultura organizacional
La cultura organizacional se considera un componente esencial en la innovación de una empresa. La motivación de los empleados, la toma de decisiones de los directivos o la clase de jerarquía, contribuye o entorpece el proceso de gestión de la innovación. Hay empresas que dedican tiempo considerable de análisis y recursos a fin de impulsar la creatividad e innovación en los trabajadores y que ésta se vea plasmada en el servicio, producto o proceso de la organización. Se cree que la capacidad de innovar solo existe en grandes empresas, no obstante, las PyMES pueden desarrollar la gestión de la innovación, siempre que esta se considere como posibilidad de éxito.
En la cultura organizacional se alude a las particularidades y formas propias de la gestión, así como las normas que rigen a las instituciones, organismos o empresas, en el desarrollo de la toma de decisiones; al igual que las actividades organizacionales, se toman en cuenta elementos centrales como la comunicación, la toma de decisiones, la motivación y el control para lograr metas u objetivos propuestos (Camio, Rébori y Romero, 2014).
Innovación y Propiedad Intelectual
La propiedad intelectual es una actividad relacionada con las creaciones de la mente humana, estas pueden ser
de diferentes campos del conocimiento, las tecnologías o las artes, que se traducen en obras literarias y artísticas, símbolos, nombres e imágenes utilizados en la mercadotecnia, diseño de software, entre otras; estas invenciones se rigen por lineamientos y principios gestados en la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), que salvaguarda la protección legal a estas invenciones y para lograrlo establece un marco legal internacional para el trámite de patentes, derechos de autor, derechos de diseño, secretos comerciales, etc. Entre los propósitos se alude al impulso del crecimiento económico, por lo que resulta imprescindible la inversión para promover la innovación, sobre todo cuando esta atiende alguna problemática particular (comunidad) o general (sociedad). Entre los problemas más sentidos que enfrenta la innovación, es que la mayoría de estas, sobre todo en las empresas, no legalizan su propiedad intelectual, aunado a que un número importante de solicitudes relacionadas con la autoría de la propiedad intelectual no finalizan el trámite y otras tantas que logran legalizar su autoría, no son aprovechadas en el mercado. Conocedores de este problema y de acuerdo con sus investigaciones, Monzón (2015) y Aranda y Solleiro (2015) demuestran que en México existen vacíos en la protección del patrimonio intelectual de las PyMES.
Innovación, Investigación y Desarrollo
Las empresas que logran invertir en actividades de Investigación y Desarrollo (I&D) tienen una relación positiva con la innovación (Becerra, Serna y Naranjo, 2013; Monzón, 2015; Palacios y Saavedra, 2016). El problema es que muy pocas empresas invierten en I&D, en específico las PyMES, las cuales muestran capacidades limitadas, en parte porque sus necesidades más inmediatas son de otra naturaleza (infraestructura tecnológica de orden fiscal) y para desarrollar I&D es importante la inversión, condición que se refleja en sus