TRASCENDER, CONTABILIDAD Y GESTIÓN
Fava Pedroza, P. A., Velarde Mendívil, A. T., y Salgado Beltrán, L.
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Vol. 7, núm. 19 / enero – abril del 2022
relaciona con otros semejantes que le colaboran en crear fenómenos sociales que lo benefician, pero es imposible negar que es un ser individualista, sólido y creativo. La socialización se suscita dentro de un grupo u organización social en donde acontece este proceso, esta agrupación es el eje principal de la interacción e influye en el desarrollo de la personalidad, con la cual la persona ha ido evolucionando y adaptando, inconscientemente, su actuar social a través de la experiencia (Velázquez, 2008).
En este contexto, se hace presente la memoria colectiva, cuya concepción deriva del consentimiento propio de las evocaciones de vivencias ya ocurridas, comunicadas e intercambiadas entre los pertenecientes de uno o varios grupos al interactuar y que estas son relevantes para el presente y colaboran a la permanencia de la entidad social (Cappello, 2015). El desarrollo de esta memoria colectiva, favorece al progreso de un sentido de permanencia con peculiaridades similares que conforman la identidad colectiva; encausando a las personas a comparar, reconocer y compartir colectivamente un pasado semejante, un presente valorado y un futuro alentador. Para Imaz (2015) la identidad colectiva se relaciona con el éxito que puede alcanzar una organización que desee abrirse al mercado; es así que la presencia de una imagen e identidad no fuera posible si las empresas no perfilan una marca que transmita su identidad al consumidor y que esta logre desarrollar una imagen con la cual posicionarse en el mercado por encima de otras.
Respecto a marca sus orígenes se ubican en la antigua Grecia y Roma, donde los artículos eran señalizados por símbolos que le adjudicaban carácter comercial (Davis, 2002), la finalidad era mostrar lo que almacenaban los contenedores, era común ilustraciones de uvas en botellas de vino (Moor, 2007). Estipular si el producto fue elaborado por un fabricante (propiedad) o si
provenía de una región (denominación de origen), fueron los primeros pasos de cómo se concebía la identidad de marca y su comunicación (Atkin, 2008). Durante el siglo XXI, los estadounidenses se adentraron en la cuestión visual y diferenciaron la marca y producto como elementos individuales, ya que era común emplearlos de manera similar (Pastor, 2003). La marca cobró vida con el propósito de diseñar publicidad estratégica, esta tendencia fue respaldada en los diseños de identidad corporativa, la cual es un reflejo visual de las transformaciones administrativas, de la gestión operativa, de la historia, filosofía, de la personalidad, así como de su reglamentación (Ind, 1992).
Diversos factores externos inciden en la identidad de marca, lo cual puede derivar en una comunicación inexacta de su imagen. La intención de las empresas es que su identidad no se vea mermada por el entorno que la rodea el cual se ve afectado por situaciones inmersas en él como costumbres, razonamiento y comportamiento, y es precisamente el modo de actuar lo que provoca caer en influencias conductuales a los seres humanos, es decir, tienden imitar hábitos ligados a la identidad del grupo social primario al cual se forma parte (Tomasello, 2013). Keller (2013) afirma que en el transcurso del desarrollo de la identidad es crucial señalar las afiliaciones fuertes con la marca. Es necesario fijar una idea concisa de qué es, a quién va dirigida y cuál es su finalidad, lo que se traduce en los puntos ejes de la filosofía de cualquier empresa: misión, visión y valores. Al no plasmarlas con sinceridad, será complicado difundir una identidad fija y perpetua de la marca, lo que conllevará a una ausencia de valor, con escasa estabilidad en el mercado y carente de asociación por parte de los consumidores.
Identidad y pertenencia
La identidad se conceptualiza como dinámica y progresiva de acuerdo con las interacciones en las que