TRASCENDER, CONTABILIDAD Y GESTIÓN

Fava Pedroza, P. A., Velarde Mendívil, A. T., y Salgado Beltrán, L.

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Vol. 7, núm. 19 / enero abril del 2022

que sus miembros lleguen a sentirse integrantes de una misma comunidad universitaria (Islas, 2014). Los símbolos universitarios están presentes en la vida académica de todo estudiante, se cuenta con ellos desde el momento de integrarse como alumnos a la institución, ayudando y facilitando a distinguirlos como universitarios (Castañeda, 2009). Por medio de un emblema o símbolo, toda institución educativa trata de diferenciarse de las demás, buscando mostrar su identidad dentro y fuera de sus entornos para así ir fijando su lugar en la sociedad (De Jesús, Urzúa y Vargas, 2013).

La marca es percibida e interpretada dentro de una empresa con sus integrantes, ellos pueden asumir como un compromiso el cumplimiento de la misión y visión, creando así un lazo emocional con la empresa (Estrella, 2005). Para Ramírez y Gochicoa (2010) la identidad corporativa es “el conjunto de símbolos, comunicación y comportamiento de una empresa, basados en la visión y misión de la misma, es decir, constituye la personalidad de la empresa, la identidad deseada y la identidad real ”.

La mezcla de identidad (Birkigt y Stadler, 1986) plantea la combinación de tres recursos (simbolismo, comportamiento y comunicación) que una empresa utiliza para expresar cómo es en realidad su identidad y permite presentar a su mercado objetivo la imagen que se desea reflejar. El simbolismo es toda expresión visual que influyen en la forma en cómo se ve la empresa (Melewar y Jenkins, 2002), es el sistema de identidad corporativa (logotipo, colores), estética corporativa (arquitectura, diseño) y uniformidad del personal (vestuario). El comportamiento es la parte no verbal (intangible), son las gestiones conductuales hacia sus empleados y clientes; y la comunicación es la gestión de herramientas verbales y visuales (internas y externas) para transmitir un mensaje harmónico, eficaz y eficiente al grupo objetivo, generando así relaciones estables (Pérez y Rodríguez, 2014).

Las compañías cuentan con características únicas y visualmente reconocibles que ayudan a proyectar su identidad y que al impulsarlas ayudan a desarrollar su imagen visual. La identidad visual es “la traducción simbólica de la identidad de una organización (Pintado y Sánchez, 2013), son los elementos visuales que forman parte de la marca, entre ellas distintas aplicaciones específicas como la tipografía y los colores (González, 2002, citado por Subiela, 2017). La identidad visual está compuesta por numerosos bienes tangibles, propiedad de la compañía (inmuebles, puntos de venta, vehículos, artículos, etc.), que al estamparles su marca se desempeñan como promotores de su identidad (Schmitt y Simonson, 1998). Es la pieza más importante de la identidad corporativa, ya que avala a la marca para asegurar solidez, coherencia y sinergia (Subiela, 2017). De acuerdo con Villafañe (2016) es un instrumento para mejorar la imagen pública empresarial, ya que refleja su identidad y además tiene la característica de adaptarse con el tiempo a los cambios y requerimientos a través de los años, lo que demanda una mayor normatividad para su aplicación.

En las instituciones educativas de nivel superior concurren problemas que repercuten en el proceso de generar identidad. El crecimiento intensivo del número de alumnos en las universidades, sobre todo en instituciones públicas, ha provocado una identidad universitaria confusa y poco notoria en su comunidad estudiantil (Sammartino, 2000, citado por, Molina, 2015). Este mismo fenómeno también se presenta en instituciones privadas donde los resultado reflejan que más de tres cuartas partes de los estudiantes poseen niveles de identidad universitaria regulares a bajos (Guerrero, 2017).

Los estudios llevadas a cabo por Lobo (2016) en la Universidad Peruana Unión, demuestran que el nivel de identidad universitaria de los alumnos disminuye con el paso de los años escolares debido a que las actuales