Miranda Pegueros, M., López Castro, E. M., y Vega Zarate, C.
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Vol. 7, núm. 19 / enero – abril del 2022 DOI: https://doi.org/10.36791/tcg.v7i19.136
Pp. 150-164
de crear utilidades para sus accionistas, distando mucho de la naturaleza voluntaria que propone la RSE, por lo que, en pos del logro de una gestión encaminada a la sostenibilidad, se deben de conciliar ambos objetivos.
A lo largo del presente trabajo se desarrollará la construcción de una conceptualización integral de gestión en sostenibilidad empresarial, a través del análisis descriptivo basado en fuentes documentales con un método deductivo de abordaje hermenéutico, abordándola desde las teorías de RSE, Stakeholders y Sostenibilidad empresarial. Lo anterior permitirá la extracción de premisas que permitan una construcción teórico conceptual que sirva de base para futuras investigaciones en la materia.
Desarrollo
Responsabilidad Social Empresarial (RSE)
La RSE ha sido una corriente teórica que ha intentado analizar los efectos que la empresa tiene en su entorno, convirtiéndola en materia de estudio de las ciencias administrativas desde una perspectiva de la gestión de dichos impactos. Aunque, hablar de la RSE como la simple gestión de externalidades quedaría muy corto, ya que sus alcances se reflejan en diversas áreas dentro de la organización, por lo tanto, se trata de una teoría transversal que se encuentra en constante evolución (Crane et al., 2009; Carroll, 2015).
Los orígenes de la RSE se pueden situar en una época anterior a la década de los años 1950 (época en la cual teóricamente se ubica esta corriente), ya que se ha encontrado evidencia de que empresas ubicadas en el siglo XIX presentaban comportamientos dirigidos a un
mejoramiento en la calidad de vida de su entorno, aunque este comportamiento se relacionaba directamente con los ideales de los propietarios y no por el reconocimiento de las afectaciones que estas generaban (Carroll, 2009).
Una de las primeras muestras de esta concientización formal se ubica en 1946 en una encuesta realizada por la revista Fortune a los empresarios sobre su responsabilidad social en la cual “el 93.5% reconocía esas responsabilidades y hacia lo mejor para satisfacerlas, así mismo, se mostraba que el porcentaje de la empresa que se enfocaba a este rubro variaba entre un cuarto y la mitad de la empresa ” (Fortune, 1946 citado por Carroll, 2009, p. 7).
A este periodo, Carroll (2009) lo describe como aquel que sentó las bases para la formalización de la RSE, ya que se logra su conceptualización teórica por parte de Bowen (2013) quien la define como “aquellas obligaciones de los empresarios de seguir políticas, tomar decisiones o seguir líneas de acción que son deseables en términos de los objetivos y valores de nuestra sociedad ” (p.6).
En este sentido, el uso del término pasa al lenguaje corporativo y su transformación se encamina a la gestión de la participación de la empresa tanto en problemas sociales como ambientales, para mitigar el impacto negativo a su entorno, o incluso lograr generar resultados positivos (Husted y Salazar, 2005).
Su legitimación a través de normas como la ISO 26000, proporciona un consenso en la metodología dentro de la gestión empresarial para alcanzar una responsabilidad social, pero sobre todo para alcanzar un