TRASCENDER, CONTABILIDAD Y GESTIÓN

Marco Alberto A la Torre Islas

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Núm. 8 / mayo agosto del 2018

Como se ha explicado anteriormente, la RSE puede tomar diferentes definiciones según su enfoque; sin embargo, a pesar de sus diferencias, todas estás permitirán desarrollar las mismas ventajas (Martín, 2016):

Fidelización de los clientes, debido a que se favorece la imagen positiva que tienen los consumidores y clientes, lo cual puede renovar el compromiso de los mismos.

Atracción de inversionista, ya que se Mejora la imagen de la empresa ante la comunidad empresarial y los

inversionistas.

Mejora la relación con el entorno e incrementa la influencia de la empresa en la sociedad:

Reduce los costos operativos a través de la reducción, reutilizamiento y reciclaje de sus insumos.

Posiciona y diferencia la marca frente a la competencia, ya que le da un valor agregado a sus productos y servicios.

Permite acceder e influir en líderes de opinión mediante la difusión de sus actividades por los medios de comunicación locales.

Liderazgo y RSE

En paralelo a la evolución del concepto de RSE y en consecuencia a diversos fraudes y escándalos corporativos a nivel mundial, algunos autores se han cuestionado la necesidad de contar con un cierto tipo de liderazgo que promueva los ideales de dicho concepto (Reyes, 2018).

Aunado a lo anterior, las personas encargadas de manejar o representar las empresas cada vez más están reconociendo que la sustentabilidad de los negocios es importante y que debe dejar de verse como un concepto aislado, ya que hay que verlo

como una estrategia crucial que deja recompensas a largo plazo para sus partes interesadas y la sociedad, es decir, debería encontrarse en el corazón del negocio (MBA y educación ejecutiva, 2017).

Por otra parte, la responsabilidad social no es una cualidad que deba recaer únicamente en los grandes líderes de negocio, no es un deber exclusivo de las grandes marcas y, desde luego no requiere de enormes presupuestos para su implementación.

Se trata de un conjunto de acciones que pueden ser aprendidas y ejecutadas por dirigentes de todos los niveles y todas las industrias del mundo (Acosta, 2016a).

Considerando el contexto anterior, se necesita de líderes responsables que sean personas auténticas y creen en su propósito vital y en sus valores, a través de cualidades de inteligencia analítica, emocional, espiritual y sistémica; así como de generosidad, servicio a los demás e integridad entendida como coraje moral (Giro, 2015).

Según Reyes(2018), el líder responsable puede ser visto como un modelo a seguir que basa su actuación

en estándares éticos, con una conciencia clara sobre sí mismo pero que opera bajo ciertos parámetros de autorregulación, teniendo una visión definida que le permite comportarse congruentemente y manteniendo una idea de servicio a los demás, a quienes invita a ser copartícipes en la toma de decisiones y que en consecuencia influye positivamente en sus seguidores, detonando un cambio por su carisma o por un convencimiento a partir de los beneficios mutuos.