Rueda Gómez, N., Martínez Lozano, C. P., y del Río Contreras, J. M.

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Vol. 7, núm. 20 / mayo agosto del 2022

Estas emociones de tensión, preocupación y ansiedad, los sujetos las han experimentado por diversos factores, aunque muchos de ellos giran en torno al manejo del idioma, ya sea porque no cuentan con una competencia alta en el inglés, o por la falta de confianza en ellos mismos al momento de comunicarse, aun cuando manejan el idioma relativamente bien a su criterio. Sí bien el conocimiento de la lengua de este país receptor, o en contexto de internacionalización del país contraparte en la relación comercial, es un elemento que construye la competencia o dimensión cognitiva, las emociones que desencadena su dominio y uso, impactan directamente en la competencia o dimensión afectiva, es decir, dan forma a la sensibilidad intercultural. Sin embargo, parece oportuno plantear una directa relación que existe en el aprendizaje y práctica del idioma, con la ansiedad que percibe el sujeto al momento de comunicarse en esa lengua.

El sujeto del caso 3, expuso percibir mucha tranquilidad durante sus negociaciones, contrario a los sujetos del caso 1 y 2. La razón se justifica, en que el primer sujeto tiene un único comprador o importador, mientras que los otros dos, cuentan con diversos clientes y están en constante proceso de ampliar su cartera, por lo que naturalmente, en cada nuevo contacto con un cliente potencial, va a generarse esta incertidumbre, así mismo, los sujetos compartieron, cómo es que en la medida en que han tenido menores referentes culturales del otro, mayor ansiedad han percibido, lo que aumenta la tensión, el miedo y la incomodidad, algo que han logrado contrarrestar a partir de la motivación, esta que es incentivada primariamente, por el deseo y la necesidad de una gratificación que para el caso es de tipo material o económica: el cierre de la venta.

La dimensión de conciencia y de sensibilidad, se evidencian a partir del acto comunicativo en sí, en el cual el sujeto utiliza sus experiencias cognitivas y

afectivas para determinar cuál es la conducta verbal y no verbal más asertiva de acuerdo al contexto en el que se encuentre, a ello se le denomina efectividad intercultural. Al respecto de la efectividad intercultural, se pudo identificar que en términos generales, a mayor experiencia intercultural de la persona, mayor flexibilidad comportamental de la misma.

Se induce también a partir de la experiencia de los sujetos, que si existe un limitado conocimiento de los elementos culturales y de la lengua, hay una debilidad en la competencia cognitiva, si existen dificultades en esa dimensión, son altas las posibilidades de que el sujeto experimente emociones que no logre controlar como el temor, la ansiedad y ello reducirá su motivación al contacto cultural y al encuentro comunicativo. Si se presentan dificultades en el desarrollo de elementos cognitivos y afectivos, ello mismo se hará evidente en el proceso comunicativo, ya que este implica tanto el intercambio de mensajes, como la construcción de un sentido. A partir de allí, se puede deducir dos cosas: primero, que los elementos cognitivos y afectivos están fuertemente ligados entre ellos y deben por tanto ser trabajados en simultaneidad por el sujeto y segundo, que estas tres dimensiones o sub-competencias que dan forma a la CCI actúan en efecto dominó y estarán siempre en una constante de formación.

Finalmente, para resaltar algunas habilidades comunicativas usadas por los sujetos, se identificó que una de las estrategias que han utilizado los empresarios cuando no logran un grado de comprensión mínima con su contraparte, es valerse de recursos comparativos, de acuerdo a elementos que pueda reconocer fácilmente el receptor, ya sea porque tienen origen en su cultura o porque son un referente internacional ampliamente distinguible. Este recurso lo han utilizado no solamente para ayudar a que el receptor comprenda lo que es el producto en sí, sino que a su vez, lo han usado para