Aguilar Chaparro, D. A.
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Vol. 7, núm. 20 / mayo – agosto del 2022 DOI: https://doi.org/10.36791/tcg.v8i20.161
Pp. 34-70
Enfoque de la demanda efectiva
El enfoque de la demanda efectiva de la inversión deviene del trabajo realizado por Keynes en La Teoría General del Empleo, el Interés y el Dinero de 1936. La teoría de este enfoque está un tanto en contraposición con el enfoque neoclásico. En principio, Keynes pasa su análisis más allá de una dimensión microeconómica hacia una macroeconómica; es decir, puede especificarse su teoría en términos de los agregados del gasto y el ingreso asociados al nivel de empleo.
Si partimos del principio de demanda efectiva expuesto por Keynes (1977) en el Capítulo 3 de la Teoría General , establecemos que el nivel de ocupación y de demanda efectiva, E , en una economía está dado
por la igualdad , que representa la igualdad precio de oferta global, Z , con el precio de demanda global, D . El precio de oferta global representa, en términos simples, el nivel de ingresos que esperan desembolsar en términos de costos de los factores al despliegue de un nivel de ocupación, N . El precio de demanda global es el nivel de ingresos que esperan recibir según esa ocupación. Así, cuando D supera a Z, hay un amplio margen donde los empresarios pueden incrementar su nivel de ocupación, luego un mayor nivel de producción, que les permita obtener mayores ventas y una mayor ganancia a ese nivel. En ese sentido ese margen de oportunidad, de demanda en potencia, incentiva a una mayor oferta por parte de los empresarios.
Visto lo anterior, la teoría de la inversión converge con un análisis de las expectativas, el precio de demanda y el precio de oferta de los bienes de capital. El enfoque de la demanda efectiva considera como componentes principales de gasto el realizado para el consumo y para la inversión. El consumo está vinculado de forma monótona y positiva en función del nivel de ingresos
vigente, claramente, aunque en una proporción menor que el ingreso (por la propensión a consumir). La inversión representa el otro elemento de importancia en el gasto total. En el análisis de Keynes es considerada como un factor del gasto profundamente dinámico vinculado, a su vez, a la incertidumbre, el estado de confianza de los negocios y al ciclo económico.
Para el enfoque, el gasto en inversión depende exclusivamente de la rentabilidad esperada y el costo de los fondos prestables para financiarla. De acuerdo a la rentabilidad esperada, Keynes dedica el concepto de “eficiencia marginal del capital ” ( EmgK ) para representarla al modo de una tasa interna de rendimiento esperada de los desembolsos realizados en la compra adicional del capital en un determinado horizonte temporal. La tasa de interés, por otro lado, es el precio de desprenderse de la liquidez del dinero, es el costo por solicitar capital para los desembolsos de inversión; en su forma financiera corresponde al rendimiento de un desembolso en un activo determinado.
A su vez, la EmgK depende de la escases relativa del capital en la industria o el mercado, los costos asociados a la utilización de ese capital adicional (en trabajadores e insumos) y el nivel de productividad contenido en él. La tasa de interés está determinada por el principio de la preferencia por la liquidez, es decir, por la demanda de dinero según los motivos asociados al ingreso y a la especulación.
La regla fundamental del gasto en inversión está dada por los diferenciales existentes entre la EmgK , y la tasa de interés. Tratémoslo como una regla para la factibilidad de un proyecto de inversión. Cuando la rentabilidad esperada, dada por la EmgK , es mayor que los costos del capital (o de la rentabilidad por invertirlo en activos financieros dada por la tasa de interés), la factibilidad del proyecto es favorable y existen los incentivos y los cálculos de que el proyecto tendrá un