Aguilar Chaparro, D. A.

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Vol. 7, núm. 20 / mayo agosto del 2022 DOI: https://doi.org/10.36791/tcg.v8i20.161

Pp. 34-70

datos anuales en el período 1970-2003. Con estos criterios y bajo mínimos cuadrados ordinarios, estimó la función de inversión privada. La estimación consideró como variables independientes tipo precio la tasa de interés real, los costos laborales (la proporción de los salarios medios reales en la productividad) y el tipo de cambio real; y como variables tipo cantidad el PIB y la inversión privada rezagada (por el componente acelerador-multiplicador de la inversión). Los resultados fueron que el crecimiento del PIB tiene un efecto positivo intertemporal con el crecimiento de la inversión privada, lo mismo con la inversión privada rezagada. Las variables precio hallaron una relación negativa. Las que indicaron una mayor sensibilidad respecto a la inversión son los costos laborales y el tipo de cambio real, indicando que las devaluaciones encarecieron los insumos importados de capital e intermedios y que los incrementos en los costos laborales declinaron los incentivos para la inversión. Curiosamente, la tasa de interés real presentó una sensibilidad muy baja respecto a la determinación de la inversión privada

Moreno-Brid y Cruz (2018) estimaron un modelo de rezagos distribuidos autorregresivos con la intención de identificar los determinantes de la inversión privada de largo plazo en México para datos anuales en el período de 1988-2015. Como variables independientes consideran el PIB, la inversión pública, el gasto público, el tipo de cambio real, la tasa de interés y el crédito interno. Al final, los resultados han sido los siguientes: 1. el PIB y la inversión privada rezagada tiene un efecto positivo y de mayor peso con la inversión privada en su conjunto, y 2. para la relación del gasto público los autores identificaron un efecto neto negativo dado por la diferencia entre el efecto positivo contemporáneo con el efecto negativo del gasto de un rezago mayor. Este último punto agrega evidencia empírica sobre el carácter

sustitutivo del gasto público en el largo plazo sobre la inversión privada.

Elguézabal (2004) utiliza el mismo método de rezagos distribuidos e incluye técnicas de cointegración, es decir, se sujeta al análisis dinámico de la inversión privada de acuerdo a sus determinantes; y cuya lógica se sustenta desde el enfoque neoclásico, planteando el problema de la inversión privada como uno de optimización dinámica desde la empresa. Su análisis para la economía mexicana toma datos trimestrales desde 1980 a 2002. Los resultados generales es que la inversión privada estuvo determinada en mayor medida y positivamente por el PIB, y negativamente por el tipo de cambio real y la inversión pública. Aunque cabría mencionar que su investigación abarca una gran cantidad de variables consideradas además de las anteriores, como: el índice de términos de intercambio para México, la tasa de interés de México, la tasa de interés de Estados Unidos, la proporción de los ingresos por presupuesto en relación al PIB y el financiamiento bancario al sector empresarial; sin embargo, no resultaron significativas como determinantes del modelo de pronósticos que el autor propone.

Finalmente, Levy (1993) estudió los determinantes de la inversión privada en México en el período 1960-1985 empleando mínimos cuadrados ordinarios. El modelo base para dicho análisis recoge la postura teórica de la demanda efectiva de Keynes, Kalecki y Minsky, donde las variables independientes fueron la tasa de interés, tipo de cambio real, el nivel de deuda pública y el nivel de precios de los bienes de capital. Tanto la deuda pública, la tasa de interés y el índice de precios de los bienes de capital se mostraron como componentes que desincentivan la inversión privada; y para las que tuvieron una injerencia positiva, solo se identificó al tipo de cambio real.