Soliz Baldomar, R. L.

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Vol. 7, núm. 20 / mayo agosto del 2022

Familiares, comunicación y relaciones Interpersonales, situación económica del grupo familiar, características de la vivienda y su entorno, influencia del entorno extralaboral sobre el trabajo, desplazamiento vivienda – trabajo -vivienda.

La Universidad Pontificia Javeriana en el Subcentro de Seguridad Social y Riesgos Profesionales citado por Díaz (2011), lo define como un conjunto de reacciones de carácter psicológico, emocional y comportamental, que se produce cuando el individuo debe de enfrentar

demandas derivadas de su interacción con el medio (factores de riesgo psicosocial), ante las cuales su capacidad de afrontamiento es insuficiente, causando un desbalance que afecta el bienestar e incluso su salud.

Estos riesgos comprenden aspectos psicológicos y sociales que trasponen en la actividad laboral que desempeña un trabajador y afectan la calidad de vida de estos. Es por ello por lo que se incluyen aspectos afectivos, competencias desarrolladas en la actividad laboral y las expectativas que esto demanda (Moreno y Garrosa, 2009). Estos factores psicosociales pueden favorecer o perjudicar la actividad laboral y la calidad de vida laboral de las personas. En el primer caso, fomentan el desarrollo personal de los individuos, mientras que cuando son desfavorables perjudican su salud y su bienestar (Gil-Monte, 2012). En este caso hablamos de riesgo psicosocial, que es detonante del estrés laboral, o estresor y que tiene el potencial de causar daño psicológico, físico, o social a los individuos (Gil-Monte, 2009).

Fernández (2012), expone que los principales estresores son característicos del entorno laboral y de las características del trabajo, cuyas consecuencias pueden ser a nivel personal y a nivel organizacional. También manifiesta que a nivel personal las consecuencias serían fisiológicas y psíquicas y sobre la organización

ocasionaría absentismo laboral, falta de implicación y rendimiento escaso.

Así mismo, Villegas y Santamaría (1999) afirman que los individuos casados suelen tener un estilo de vida más estable y una perspectiva de vida diferente a los solteros. Los solteros podrían tender a usar el trabajo como fuente de vida social y esto le llevaría a implicarse excesivamente con la gente del ámbito laboral y, por tanto, a un mayor riesgo de sufrir estrés y el síndrome de quemarse en el trabajo.

Por su parte, en cuanto al componente económico de las personas que trabajan, Gómez y Rodríguez (1997) encontraron que un factor importante para la aparición de depresión estaba relacionado con los ingresos familiares. En este aspecto se describió una relación inversa entre ingresos y depresión: cuando todas las situaciones económicas eran satisfechas, el porcentaje de personas que estaba deprimida disminuía y aumentaba en la medida en que los ingresos familiares se iban haciendo menores.

En cuanto a los estratos sociales, una escala que va desde el nivel 1 hasta el nivel 6, en los que el más bajo se refiere a una condición de vida de extrema necesidad, asociada a una población en estado de vulnerabilidad. El estrato 2 representa a personas de escasos recursos económicos y a partir del estrato 3 se consideran a las personas con mejor estado de vida y mejor posibilidad de trabajo. Cuando el estrato sube desde el nivel 4, 5 y 6, se refiere a personas que van desarrollando una condición de vida de mejor calidad y solvencia económica.

Las observaciones permanentes sobre los factores de riesgo psicosocial de los trabadores del sector industrial en Guadalajara, Jalisco, han mostrado las frecuentes de ausencias en el trabajo. Este contexto situacional, con personas del trabajo operativo que constantemente no