De la Rosa Leal, M. E.
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Vol. 7, núm. 20 / mayo – agosto del 2022
El objetivo número 8 Trabajo decente y crecimiento económico, tiene como meta impulsar el progreso, crear empleos decentes y mejorar los estándares de vida de toda la población (Organización de las Naciones Unidas, 2020).
El escenario de aplicación de los principios sostenibles en la pandemia COVID-19 con un horizonte de recuperación de entre tres y cinco años, se proyecta en un marco de recesión económica, carencias y desempleo como tónicas presentes, en espera de que cada país sea capaz de enfrentar las consecuencias de su desequilibrio económico con desarrollo social y político, lo cual conducirá innegablemente a la acentuación de economías diferentes en cada región (Organización de las Naciones Unidas, 2020).
Ambos objetivos 3 y 8 , forman parte de una ruta obligada para la recuperación social y económica de los efectos de la pandemia, con cinco líneas de trabajo: 1. Garantizar servicios de salud esenciales; 2. Apoyo para la protección social y servicios básicos; 3. Protección de empleos, apoyo de recuperación para pequeñas y medianas empresas y trabajadores informales; 4. Estímulos fiscales y financieros en las políticas macroeconómicas; y 5. Propiciar la cohesión del tejido social en respuestas y resiliencia de comunidades (Organización de las Naciones Unidas, 2020).
De tal manera, que se espera un impulso en la nueva normalidad post pandemia:
“ …para mantener los logros conseguidos acelerar la implementación de medidas pendientes desde hace mucho tiempo con el fin de encauzar al mundo hacia un camino de desarrollo más sostenible y hacer que la economía mundial sea más resiliente a futuras perturbaciones ” (Organización de las Naciones Unidas, 2020).
Marco teórico
En este panorama, se estudió la resiliencia de la actividad profesional contable en la atención de los efectos económicos críticos de la nueva normalidad y sus disposiciones regulatorias de salud comunitaria, utilizando como marcos teóricos: la gestión estratégica y cambio organizacional (Rueda, Acosta, Cueva, e Idrobo, 2018; Pulido, 2010), y la gestión de riesgos.
Se eligió la teoría de gestión estratégica y cambio organizacional, a partir de la incertidumbre en el mercado y el entorno, lo cual, requiere una nueva respuesta para administrar procesos, funciones, recursos y estructuras, a través de la intervención de un sistema de gestión abierto, dinámico y flexible (Rivera, 2013 citado por Rueda, Acosta, Cueva, e Idrobo, 2018). Esta teoría implica identificar las capacidades para la gestión del cambio o adaptación de estructuras, procesos y valores, teniendo como componente principal a las personas (Christensen y Overdof, 2000 citado por Rueda et al., 2018) en la respuesta a factores exógenos, con un plan integrado de recursos propios, -planta, y equipo, personal-, con habilidad y una estrategia corporativa (Pulido, 2010).
La teoría de gestión de riesgos por su parte, a partir de la detección de riesgo, establece las medidas adecuadas que lo disminuyan de forma eficaz y apoyen el fortalecimiento del negocio a mediano y largo plazo., en dos aspectos clave: la gestión financiera y la gestión estratégica ( International Federation of Accountants a, 2020).
Por su parte, el riesgo operativo empresarial puede ser clasificado en: riesgo de crédito, de operación y de reputación en los cuales el control interno, la imagen y la aceptación social (Wesloly y Moeller, 2020) pueden ser dirigidas con eficiencia por un contador público habilitado y abierto a la atención del riesgo.