Navarrete Báez, F. E., y Labelle, F.

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Vol. 8, núm. 22 / enero abril del 2023 DOI: https://doi.org/10.36791/tcg.v8i22.194

Pp. 2-18

en los países más industrializados del mundo cayó casi un 20%, impactando a cada región y a los países más vulnerables, así como a la cadena productiva, desde las empresas grandes hasta las pequeñas y medianas empresas (PYME) que están ancladas a estas últimas en cuanto a actividad económica y comercial.

Las que han resentido la mayor repercusión han sido las pequeñas y medianas empresas (PYME). En México, por ejemplo, debido a la situación de pandemia, han cerrado un millón de PYME (El Financiero, 2020). De las 4.9 millones que se tenían registradas por el INEGI, en el Directorio Nacional de Unidades Económicas [DENUE] (2021), el equivalente al 20% del total de empresas.

Dentro de esta ola de acontecimientos económicos y sociales de los dos últimos años, las PYME siguen en pie y con más retos por delante para sobrevivir. Y deben ver más allá de mantener y hacer crecer sus ventas. Surgen una serie de compromisos que debe cumplir, tanto en aspectos tecnológicos, sociales y ambientales, que le hacen ser más sofisticada y compleja, y que inevitablemente no pueden rechazar, ya que son condiciones tanto legales como contractuales que deben observar y llevar a cabo.

Dentro de estos requerimientos, algunos nuevos, otros no tanto, es el poder desarrollar prácticas empresariales sustentables, que están basadas en los principios de Desarrollo Sustentable propuestos por la Organización de Naciones Unidas (ONU, 2015), y alineados a los requerimientos y necesidades mundiales. Descritas en acuerdos de comercio internacional, políticas empresariales de cadena de valor, innovación constante, que incluye una gran competencia, así como de un cliente más exigente en los productos y servicios que adquiere. Y que a su vez deben combinarse con los retos

de productividad, calidad y competitividad entre otros. Cornejo. Villegas y Ortega (2016, p. 3) señalan que el

reto más importante para la PYME de hoy es poder conciliar la competitividad y la sustentabilidad de sus prácticas. Dentro de las cuales se mencionan las de tipo social, económica y ambiental (Ayala, et al., 2020, pp.36-38). Y aquí hablamos de todos los giros de las PYME en México, y en particular en Jalisco, lugar de desarrollo de este trabajo. De este eje ambiental se destacan el uso de materiales reciclables, diseños ecológicos de productos, gestión de energías sustentables entre otros.

De este último elemento sobre gestión de energías sustentables en las PYME, y el impacto que tiene a nivel mundial, se desprende este trabajo. Analizando el proceso de implementación, gestión y orientación hacia la sostenibilidad de su gestión energética, como parte integral de una cadena de valor productiva. Por lo que será necesario conocer de primera instancia cómo es la política de gestión energética de las PYME, que grado de importancia e integración tiene dentro de sus actividades cotidianas, y el valor agregado que pudieran generar estas prácticas dentro de la rentabilidad de la empresa.

Del planteamiento sobre la importancia y determinación de una adecuada gestión energética en las PYME y su debida transición al uso de energías sustentables, se proponen y surgen las siguientes preguntas de investigación: 1) ¿cuál es perfil del empresario PYME de Jalisco con respecto a la gestión energética sustentable? 2) ¿si una buena gestión energética sustentable está asociada a la implementación de programas de investigación, desarrollo e innovación? 3) ¿si el estar integrado a un grupo externo contribuye a una mejor gestión energética