Hernández-Zarate, C., y Álvarez Castañón, L. C.
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Vol. 8, núm. 23 / mayo – agosto del 2023
causada por la pandemia por SARS-COV-2; además del incremento del trabajo informal por pérdida de empleos, el cual sigue en aumento (INEGI, 2023; Banco Mundial, 2020).
En la revisión de los últimos planes de desarrollo, México decidió implementar estrategias de desarrollo socioeconómico relacionadas con el fortalecimiento del consumo por medio de programas sociales, la inclusión financiera a diversos grupos en desventaja social, el impulso de la inversión privada en infraestructura para incrementar exportaciones, y la diversificación de la estructura productiva (Gobierno de México, 2022). Además, en el país se ha enfatizado el fortalecimiento del sector automotriz como eje dinamizador de su abanico de vocaciones productivas tradicionales. México es uno de los principales productores de automóviles desde hace tres décadas, –séptimo lugar a nivel global- (Gobierno de México, 2022). De acuerdo con Vicencio (2007), la operación de este sector productivo comenzó a mediados del siglo XX y se han identificado tres fases de implementación. En la primera fase a mediados del siglo XX, con el nacimiento de la industria se presentaron los siguientes cambios: reducción de costos de producción, bajos costos de transporte, bajos salarios –sobre todo en la mano de obra para tareas de montaje- y expectativas de un mercado factible de monopolizar (Vicencio, 2007).
En la segunda fase (1962-1976), el crecimiento se basó en la sustitución de importaciones en los diferentes sectores del país. En este periodo, el fortalecimiento de esta industria se enfocó hacia el mercado interno; las principales acciones realizadas fueron limitar las importaciones de vehículos y de ensambles principales completos –como motores y transmisiones-, fijar en un 60% el contenido nacional mínimo para los vehículos fabricados en territorio nacional, limitar a un 40% el capital extranjero en las inversiones de las plantas
fabricantes de autopartes y establecer un control de precios con el fin de contener las utilidades e incentivar el incremento de la productividad (Vicencio, 2007). La tercera fase fue el enfoque orientado hacia la competitividad internacional mediante la promoción de las exportaciones (1977-1989). En esta época, el gobierno implementó nuevas políticas regulatorias como reducir el porcentaje de contenido nacional mínimo para vehículos destinados al mercado de exportación y obligar a los fabricantes de la industria terminal a exportar un equivalente del 30% del valor de sus importaciones (Vicencio, 2007).
En 2022, Guanajuato fue la principal entidad del país en el ensamble de vehículos automotores con casi 700 mil unidades (AMIA, 2022). En este sentido cabe resaltar que esta entidad ha mantenido un crecimiento significativo en el número de inversiones en el sector automotriz, y ha logrado integrar un dinámico encadenamiento productivo con empresas extranjeras y nacionales que abastecen a diversos niveles a la proveeduría de las armadoras, y genera ventajas competitivas colectivas (Álvarez et al., 2022; Clúster, 2021). De acuerdo con INEGI (2022), Guanajuato es una de las principales entidades del país por su contribución al PIB nacional, patrón que se ha mantenido estacionario desde hace años. El portal Clúster Industrial afirma que el conglomerado empresarial automotriz que opera en Guanajuato es el más dinámico de Latinoamérica por el número de automóviles producidos y el dinamismo de su cadena de valor; en la entidad se alberga una cantidad muy importante de proveeduría calificada desde Tier 1 globales como Denso©, Pirelli©, Michelin©, Faurecia©, American Axle©, hasta Pymes locales con proyección internacional que se han encadenado productivamente a esta industria (Álvarez et al., 2022; Clúster, 2021).