De la Rosa Leal, M. E.
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Vol. 8, núm. 23 / mayo – agosto del 2023
Sin embargo este Desarrollo Sustentable, se ha convertido en un desafío para las estrategias económicas en cada región, en razón de: sus distintas interpretaciones, factores de equilibrio político, económico, técnico y el grado de significación de conceptualización de la calidad de vida y el desarrollo económico, marcando diferencias significativas entre países ricos, pobres y en desarrollo.
De tal manera, que conciliemos al concepto de Desarrollo Sustentable como la suma de dimensiones de los sistemas ambientales naturales y las acciones antropogénicas, con las siguientes variables (Banco Interamericano de Desarrollo, 2001):
a) Físicas –clima, agua, aire, suelo, ruido-;
b) Biológicas –fauna, flora, ecosistemas-;
c) Humana –población, cultura, socio económicas, cultura, historia, paisaje-.
Así, la situación y viabilidad de un Desarrollo Sustentable, es dada por la evaluación del impacto ambiental de distintas actividades como: minería, urbanización, pesca, agricultura, caza, industria, entre otros. En donde el modelo sustentable de protección ambiental es: la recuperación, mejoramiento, conservación y preservación, reconociendo la capacidad y vulnerabilidad de los recursos naturales y las comunidades (Banco Interamericano de Desarrollo, 2001).
En esta ruta de sustentabilidad, desde los 90 ’s el aporte al conocimiento de una contabilidad ambiental, ha surgido en distintas etápas: reflexiva, de gestación y estructuración en un proceso epistemológico y de adecuación práctica de la contabilidad empresarial (De la Rosa-Leal, 2009).
En el proceso de reflexión e integración de la contabilidad ambiental, son las auditorias financieras en distintas empresas, las que revelan la inexistencia en la memoria y los estados contables de hechos y contingencias de origen medioambiental que afectaban de forma significativa a las empresas, impulsando en buena medida la respuesta para la creación del proceso necesario de una contabilidad ambiental (Fronti de García y Wainstein, 2002).
Asi la opinión de los auditores, hacia enfásis del grado de significación de los riesgos, los pasivos contingentes y la necesidad de declaración de políticas contables relacionadas con temas ambientales, destacando la importancia de establecer en la información contable, información social y ambiental ( Buxo, 1994; Elorriaga, 1994; García Fronti, 1993 citados por De la Rosa, 2009). Correspondiendo a la opinión de García Casella (2001 citado por Mejía Soto, Montilla Galvis, y Montes Salazar, 2010) el cual destacaba “se requiere conocer el valor y condición de los bienes para administrar bien con conocimiento los asuntos y no moverse en la oscuridad y el azar ”.
Con la propuesta en curso de una contabilidad ambiental, se parte de la necesidad de una gestión eco eficiente, para maximizar el valor de la empresa a la vez de controlar y minimizar el uso de recursos y sus impactos ambientales negativos, utilizando como fórmula de cálculo el valor del producto o servicio entre el valor de la influencia ambiental positiva o negativa (Agencia Europea del Medio Ambiente, 1999).
Son varias las propuestas y opiniones que se dan para conformar la visión de la contabilidad medioambiental y los costos medioambientales contables, desde enfoques económicos, contable y legales en una ruta de