De la Rosa Leal, M. E.
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Vol. 8, núm. 23 / mayo – agosto del 2023 DOI: https://doi.org/10.36791/tcg.v8i23.213
Pp. 84-104
Un avance en ello, lo reporta el informe de progreso de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en 2019, que establece que la transición hacia la sostenibilidad dependerá de una gestión responsable de los recursos naturales, considerando beneficios sociales paralelamente a los objetivos normativos, para lo cual es necesario comprender el consumo y la producción sostenibles y lograr el cambio transformador (Naciones Unidas, 2019). Estableciendo como una meta la generación empresarial de informes de sostenibilidad, refiriendo tácitamente la intervención contable.
En este trabajo se desarrollan los antecedentes generales del Desarrollo Sustentable y la contabilidad medioambiental, la interpretación de evaluación ambiental y el sistema de gestión ESG ( Environmental, Social and Governance ) por su relación con el tema, continuando con la revisión conceptual de la contabilidad ambiental y social, para llegar a la materialidad contable y analizar los discursos de las propuestas de organismos internacionales normativos, concluyendo el enfoque financiero de prueba -error en la revelación de la materialidad contable de asuntos ambientales y sociales empresariales.
Antecedentes
Los cambios tecnológicos y de comunicación en los últimos 40 años han sido amplios, demostrando en ese tiempo, el empoderamiento global de la humanidad en el dominio de la naturaleza, en pro de su supervivencia, provocando cambios sustanciales, como el desequilibrio ambiental y problemas como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y el avance de la desertificación (Banco Interamericano de Desarrollo, 2001).
A partir de los años 70, es cuando el medio ambiente adquiere su propia dimensión empresarial, en razón de abrir la posibilidad de arriesgar la vida de los negocios por los cambios y efectos ambientales (ONU, 1987).
Argumento que se debate en la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro (1992) en la cual se solicita la apertura empresarial a una reconversión tecnológica que proteja y permita un futuro económico de los negocios, reconociendo la existencia de procesos productivos con consumo irracional y el daño a la seguridad ambiental, lo cual lleva a integrar cuestiones ambientales en la Agenda 21 de Río de Janeiro, dirigiéndose hacia un desarrollo sostenible y un comportamiento racional (Bustos Flores y Chacón Parra, 2009).
Los informes de sostenibilidad cualitativos bajo los criterios del GRI (Global Reporting Initiative), son de hecho una de las primeras iniciativas de reconocimiento de los efectos ambientales y sociales, la cual surge en 1997 tomando forma en el 2000 para su uso empresarial, siguiendo una ruta de evolución que a 2022 se ha especializado en algunos sectores como la agricultura, acuacultura y pesca (GRI, 2023).
En su desarrollo las normas GRI han orientado la información cualitativa para informar acerca de mejores prácticas internacionales hacia el desarrollo sostenible en tres series: estándares universales para todas las organizaciones; estándares sectoriales para sectores específicos y estándares temáticos, sugiriendo su uso para elegir los temas materiales que son pertinentes (GRI, 2023).
Por su parte, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) propone asumir un enfoque de Desarrollo Sostenible, que combine crecimiento, estabilidad y modernización como propuesta de crecimiento económico y humano, evitando riesgos potenciales, en un proceso sostenido de mejora y fortalecimiento de las fuentes de desarrollo, crecimiento económico, equidad social y calidad de vida comunitaria, reconociendo que la protección del medio ambiente es necesaria para lograrlo (Banco Interamericano de Desarrollo, 2001).