Hernández Villa, X. C., y Ricárdez Jiménez, J. D.

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Vol. 8, núm. 24 / septiembre diciembre del 2023 DOI: https://doi.org/10.36791/tcg.v8i24.225

Pp. 101-133

empresarial para ser tomados en cuenta. Así es como surge la teoría de las partes interesadas. Hoy en día, para la sociedad, la empresa ya dejó de ser esa prestadora de bienes y servicios y pasa a convertirse en una que cubra las necesidades sociales.

El origen de las partes interesadas se remonta en los años 60. En la década de 1980, ya no hubo definiciones nuevas de RSE, sin embargo, surgió lo relacionado con la teoría de las partes interesadas (Carroll, 1999). Inicialmente, se definió como individuos o grupos que dependían de una empresa para lograr sus objetivos personales y de quienes la empresa dependía (principalmente empleados, propietarios, consumidores, proveedores, acreedores, entre otros) (Rhenman, 1968). Desde esa perspectiva, la empresa y las partes interesadas deben tener derechos mutuos.

Desde 1970 las empresas han tenido que equilibrar sus compromisos con los inversionistas y al mismo tiempo con sus obligaciones de ampliar aún más las partes interesadas (también conocidas como grupos de interés o por sus siglas en inglés stakeholders ) que reclaman tanto aspectos legales como derechos éticos (Carroll, 1991). Friedman (1970) afirmaba que la única responsabilidad social de las empresas estaba centrada en los inversionistas, lo cual significaba aumentar las ganancias de las empresas. Sin embargo, años más tarde, se rompió el esquema tradicional del inversionista. De acuerdo con (Freeman, 1984), las partes interesadas no pueden separarse del concepto de RSE, porque una empresa trabaja con sus partes interesadas para generar valor para todos los involucrados dentro de la empresa

Tiempo después Freeman (1984) revisó el concepto, con el objetivo de verificar cómo los ejecutivos podrían tomar mejores decisiones en un mundo con múltiples demandas de las partes interesadas. Desde entonces, la

popularidad del pensamiento de las partes interesadas ha crecido exponencialmente relacionándolos con temas como la ética empresarial, los negocios y la sociedad, el desempeño social corporativo y la gestión estratégica, mostrando la utilidad de vincular la teoría y conceptos actuales con las nociones de las partes interesadas. Por su parte Carroll se interesó por las partes interesadas y comenzó a utilizarlo en sus publicaciones posteriores.

La identificación de las partes interesadas es la unificación del autoconcepto de individuo y del concepto de grupo, al cual un miembro de la empresa se considera perteneciente (Bhattacharya et al., 2009). Las partes interesadas que tienen un alto nivel de identificación con la empresa la apoyarán comprando sus bienes y servicios, así como de otras maneras (Bhattacharya y Sen, 2003; Lichtensteins et al, 2004), incluyendo el apoyo a través de una crisis. Por consiguiente, sostenemos que la RSE resulta de relaciones con las partes interesadas de alta calidad.

Como señalan (Miranda, López y Vega, 2022), esta teoría se basa en la toma de decisiones organizacionales encaminadas no sólo a la satisfacción de los accionistas sino a la responsabilidad que tienen hacia sus partes interesadas para satisfacer sus necesidades. Bajo esta óptica, se podría considerar que la RSE entra bajo una perspectiva de un compromiso empresarial hacia la sociedad y sus peticiones. El diálogo entre la empresa y sus partes interesadas, por tanto, resulta estratégico.

Con base en (Carroll, 1979) la responsabilidad filantrópica abarca actividades voluntarias de una empresa, dicha responsabilidad esta guiada por el deseo de la empresa de participar con las partes interesadas que conforman la comunidad. Sin embargo, en el cuadro 2 se muestra otra clasificación de las partes interesadas.