Álvarez Castañón, L. C., Sarmiento Ramírez, H. J., y De
la Rosa Leal, M. E.
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Vol. 9, núm. 25 / enero – abril del 2024 DOI: https://doi.org/10.36791/tcg.v9i25.247
Pp. 77-89
la transformación socioambiental en respuesta al cambio climático (Bentz y O´Brien, 2019; Field, 2017; Masson y Fritsche, 2021; Thiermann y Sheate, 2020). Por tanto, el sistema educativo universitario tiene el fuerte reto de incorporar la educación ambiental y climática en sus modelos académicos (Arocena y Sutz, 2021) con el estudiante en el centro del proceso de enseñanza- aprendizaje, para construir espacios interdisciplinarios de reflexión y experimentación (Filho, et al., 2023; Klein et al., 2022), que produzcan acciones de impacto positivo en la relación sociedad-naturaleza.
La revisión de la literatura muestra evidencia relevante de los avances de la educación ambiental y de que la educación en sostenibilidad tendrá mayor impacto si se mezcla transversalmente el aprendizaje de las ciencias básicas con las ciencias sociales y humanidades. Por ejemplo, el arte ha sido evidenciado como un impulsor de la transformación social (Bentz y O´Brien, 2019) y la formación de comunidades de prácticas de sustentabilidad mediante ciencia y arte ha reportado resultados alentadores (Álvarez y Romero, 2022). Sin embargo, la masificación y formalización de políticas, programas y planes de acción para fomentar la sostenibilidad ha sido desigual en las diferentes regiones del mundo; así como en algunas se ha consolidado durante el periodo de 2005 a 2014 (Leal et al., 2020), en otras –como América Latina – esta consolidación se ha aletargado (Álvarez et al., 2023).
Con base en el supuesto de que la universidad sí es un detonador del cambio y sí puede transformar su entorno ante los retos sociales de la sostenibilidad y el cambio climático (McCowan et al., 2021; Reichert, 2019; Ridhosari y Rahman, 2020), el interés de esta fase inicial de la investigación se centró en analizar los constructos de práctica ambiental y de acción climática para identificar los enfoques en la educación superior y
continuar con la investigación, cuya implicación es generar insumos a los diseñadores de políticas universitarias y retroalimentar a los programas educativos latinoamericanos de nivel superior para motivar los rediseños curriculares pertinentes a las necesidades socioambientales y climáticas de cada territorio en donde la universidad incide.
Específicamente, el objeto de estudio de esta investigación se ubica en América Latina, un espacio que ha sido exhibido a nivel global como una de las regiones de mayor heterogeneidad y desigualdad social (CEPAL, 2019, 2022; Montiel et al. 2022), dos características identitarias construidas a partir de la racialización de la población, la concentración en la propiedad de la tierra, y por consiguiente, la distribución inequitativa de la riqueza, que a su vez han desencadenado la pobreza, la violencia y la inestabilidad política de la región. Como respuesta a la crisis socioambiental que se deriva de estas condiciones, es posible percibir –especialmente entre los jóvenes – una preocupación por el Estado y el futuro del bienestar socioambiental; además, se encontró evidencia en la literatura que permite suponer que la universidad latinoamericana con enfoque progresista podría ser un dinamizador del ecosistema para lograr la transformación, más allá de sólo ser un actor de la triple hélice (Álvarez et al. 2023; CEPAL, 2022; Villa et al., 2023).
Marco metodológico
La aproximación metodológica fue cualitativa con orientación explicativa por tratarse de una investigación de reflexión teórico-conceptual. La revisión sistemática de literatura realizada en un amplio número de revistas publicadas en inglés, por cuenta de examinar la visibilidad que en el ámbito internacional tiene la