Ceja Romay, S. N., Vázquez González, L. A., y Pacheco López, E.

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Vol. 9, núm. 25 / enero abril del 2024

la capacidad de resolver retos y desafíos. Pero las adversidades que han surgido a lo largo de la historia no han sido los mismos para todos, ni para cada generación. Entonces no se puede hablar de inteligencia como un concepto absoluto sino más bien debe entenderse como uno en constante cambio pues cada generación, enfrenta sus propios problemas, pero también tendrá la inteligencia suficiente para superarlos.

La inteligencia generacional puede comprenderse a partir de lo que establecen Velarde- Samaniego et al. (2022) como la capacidad que tiene un grupo determinado de variedad humana, para adaptarse a los cambios de las generaciones que le preceden en temas como: la educación, el trabajo, la cultura y la realidad misma. De tal manera que, le permita asumir el presente y proyectarse con el futuro adaptándose a los nuevos paradigmas. Los próximos párrafos, buscarán describir, en primer término, las características de la generación Z, y posteriormente se observará cómo impactan en los hábitos de consumo. La generación Z, que abarca a los nacidos de 1999 hasta 2012, ha tenido un entorno propio, una visión del mundo y problemáticas por resolver. En la óptica de Ruperti-Lucero et al. (2020) dictan que esta generación se caracteriza por ser sensibles a las emociones y a las causas sociales, pero también individualistas y prácticos, por tener como parte de la vida, a las tecnologías de la información y la comunicación, lo que les ha llevado a adquirir una madurez temprana al uso de nuevas herramientas y medios digitales.

Respecto del uso y consumo de medios digitales, resaltan las redes sociales pues la generación Z las utilizan para comunicarse y expresarse amplia y preferentemente. Sin embargo, el impacto de las redes sociales no solo debe concebirse como un simple medio, sino como algo más profundo, pues es un constructor de

identidad según lo menciona García-Salirrosas (2020). Un problema que aqueja a esta generación es la poca capacidad de atención que tienen, de acuerdo con Contreras- Lévano y Vargas- Merino (2021) quienes exponen que los problemas de atención no son poca cosa, pues genera una amplia gama de problemas: poca capacidad de atención, medida en minutos, para realizar tareas o temas determinados, lo cual a su vez afecta la capacidad de producción y aprendizaje pues el uso del tiempo para resolver tareas puede ser relativamente ineficiente. Si se continua con esta cadena, la falta de resultados puede generar frustración, y no es que la frustración sea una emoción que deba evitarse a toda costa, pero cuando no es canalizada de manera adecuada puede ser una fuente de estrés e incluso depresión.

Pero eso se podría compensar con las grandes capacidades de adaptabilidad que tienen ante los cambios vertiginosos que surgen en el ámbito digital, pues son considerados nativos digitales. De acuerdo con Cueva-Estrada et al. (2021) indican que, la generación Z son consumidores de diversos contenidos en línea y son considerados como una parte de la vida cotidiana. Suelen consumir productos y servicios cuyos mensajes sean directos, con información de valor o lúdica con los cuales se sientan identificados. Dentro de los contenidos que consideran de valor se encuentran aquellos que emiten personajes seguidos por ellos como influencers, y los que tocan temas de interés ecológico y social.

En este mismo sentido, se ha encontrado que, de acuerdo a López- Vidales y Gómez- Rubio (2021) que el consumo mediático de la generación Z se caracteriza precisamente, por ser el medio natural del nativo de la aldea global o era digital, en la que consumen al mismo tiempo datos relevantes, trascendente y lúdicos dejando prácticamente de lado los medios que han utilizado generaciones anteriores como la televisión y la radio.