Lovera Torres, J. G.

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Vol. 9, núm. 25 / enero abril del 2024 DOI: https://doi.org/10.36791/tcg.v9i25.249

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propósitos determinados, todo ello circunscrito en lo empírico, como recurso principal para alcanzar los objetivos que se proponen en una organización. En este sentido, se puede dilucidar que la gestión hace referencia a la conducción y administración de un elemento determinado.

Por último, y fundamentándose en una perspectiva etimológica, Ropa Carrión y Alama Flores (2022, p.84) consideran que el término de gestión, considerado sinónimo de gerencia, alude a “la conducción de las actividades de una organización ”. De un modo más específico, lo antes mencionado tiene que ver con “la dirección y el control de las diferentes actividades que ocurren dentro de una organización, así como también al manejo y la capacidad de articular recursos destinados a cumplir con alguna finalidad ”.

Con base a todo lo brevemente citado, se esgrime entonces que la gestión parte de ser un vocablo que se circunscribe particularmente dentro de los contextos organizacionales, y que, a su vez, tiene que ver con el ordenamiento, la guiatura y dirección de recursos y actividades que se utilizan para alcanzar objetivos en común.

Por otra parte, y sin entrar en exhaustivas consideraciones filosóficas, está el término de conocimiento, un tópico fuertemente discurrido a través del devenir histórico. Frecuentemente, esta palabra suele asumirse como la información o el contenido que se sabe de algo. No obstante, el conocimiento no es solo información, este más bien tiene que ver con “la observación y la descripción que se hace de un objeto, consiste en examinar con atención y descripción precisa, un fenómeno de la conciencia ” (Hessen, 2019, p.17).

Para Wiig (citado en Brooking 2017, p. 176) reconocido investigador sobre la gestión del

conocimiento en las organizaciones, el conocimiento no se trata solo de información, en virtud que este “se compone de verdades y creencias, perspectivas y conceptos, juicios y expectativas, metodologías y know- how ”. Se trata de aquel recurso que se almacena por cierto tiempo y que posteriormente suele ser aplicado en contextos y situaciones problemáticas particulares.

Cabe considerar por otra parte, los aportes de Brooking (2017, p. 186) quien establece que el conocimiento son los aprendizajes que se adquieren a través de “la educación adicional, la formación adicional, la lectura de libros y periódicos, el aprendizaje de los medios de difusión y redes electrónicas, y el aprendizaje adquirido en el lugar de trabajo ”.

Asimismo, y tomando como referente los aportes de Villasana, et al. (2021, p.55) el conocimiento se puede adquirir mediante cualquier proceso de comunicación “y a través de tres maneras: razón/lenguaje, experiencia/acción; y perceptual/simbólico ”.

Lo antes citado, implica que el conocimiento se construye mediante la recepción de información, que a su vez es comparada, percibida y razonada por el individuo, y que con base a las experiencias previas que este ostenta, se produce un discernimiento que genera un aprendizaje. En definitiva, el conocimiento se trata de la adquisición de saberes que se proporcionan mediante la información, así como a través de las vivencias y prácticas que ejecuta un individuo en un contexto determinado.

Bajo esta perspectiva, y estableciendo una unión entre el término de gestión y el de conocimiento, se podría decir entonces que la gestión del conocimiento consiste en el manejo óptimo y eficaz de las habilidades, valores, experiencias y destrezas, así como de la