Cruz Martínez, A. K., Vega Campos, M. A., y Rangel Valdivia, N. C.

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Vol. 9, núm. 26 / mayo agosto del 2024 DOI: https://doi.org/10.36791/tcg.v9i26.259

Pp. 68-99

México, denominada Secretaría Ejecutiva del Sistema Estatal Anticorrupción de San Luis Potosí, la cual comprendió parte de los ejercicios fiscales 2023 y 2024. Por lo tanto, el objetivo general del presente trabajo consistió en realizar una intervención organizacional a la SESEASLP, que permitiera enfocarse en el problema que se enuncia como pregunta, en los siguientes términos: ¿Cómo una IO puede proporcionar bases para mejorar el bienestar organizacional de la SESEASLP, buscando transformaciones a largo plazo?

Marco teórico-conceptual

¿Qué es la intervención organizacional?

Dentro de las ciencias sociales, el concepto de intervención no es nuevo, ya que éste se ha utilizado en diversas disciplinas como la sociología, el trabajo social, la educación, la política, entre otras (Pacheco, 2015). En términos generales, la palabra intervención alude a los procesos de interacción en comunidades o grupos sociales de naturaleza diferente, como por ejemplo grupos urbanos marginados de niños y jóvenes o mujeres, con un enfoque estrictamente disciplinar (Pacheco, 2015). Es decir, podemos señalar que cada disciplina entiende a la intervención desde su propia perspectiva.

Pero, ¿qué es o en qué consiste la intervención organizacional (IO)? Al respecto, Alzate (2019, p. 173) señala que la IO “es una práctica que pretende mejorar el bienestar de las organizaciones por medio de la comprensión de las particularidades o los detalles de cada ente, posibilitando transformaciones pertinentes a largo plazo ”. Sobre el mismo orden de ideas, Gallardo et al. (2015) exponen que la intervención en las organizaciones se ha concebido como una actividad de reflexión y práctica que posibilita el desarrollo de los actores y procesos de la entidad intervenida desde el momento en que el agente interventor se implica en los

procesos organizacionales, donde comprende los conflictos y la propuesta de salidas; es decir, cuando advierte las posiciones e intereses de los actores, así como la detección de las prácticas que obstaculizan el funcionamiento adecuado de la organización, lo que implica el planteamiento de propuestas y la promoción de praxis que trascienda tales problemáticas.

Por su parte, Montaño Hirose y Rendón Cobián (2022), exponen que la IO como herramienta conceptual, pretende a través de la identificación y discusión de los referentes institucionales, generar elementos de análisis que les permita a los miembros de una organización, direccionar su acción cotidiana de manera estratégica a largo plazo. Autores como Cruz (2011), señalan que la IO debe tratarse como un acto intencional para lograr algo como objetivo o propósito previamente establecido.

Sin embargo, resulta pertinente destacar que existen diferencias entre el concepto de “intervención organizacional ” y el término de “consultoría ”, no obstante que diferentes autores o teóricos utilizan ambos términos de forma indistinta o como sinónimos en algunos casos. Al respecto, expone Alzate (2019, p. 181) que “si bien la consultoría es una forma de intervención organizacional, esta última no se reduce a la primera ”; es decir –señala la citada autora –, la intervención es disímil a la consultoría. En cuanto al concepto de consultoría, Greiner y Metzger (1997; citados por Alzate, 2019) la definen como:

Un servicio de asesoramiento contratado y proporcionado a las organizaciones por personas especialmente capacitadas que prestan su servicio de manera objetiva e independiente para poner al descubierto los problemas de gestión, analizarlos, recomendar soluciones a estos problemas y