Cruz Martínez, A. K., Vega Campos, M. A., y Rangel Valdivia, N. C.
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Vol. 9, núm. 26 / mayo – agosto del 2024 DOI: https://doi.org/10.36791/tcg.v9i26.259
Pp. 68-99
Cuadro 1
Diferencias entre intervención organizacional y consultoría
Temporalidad: la intervención organizacional es a largo plazo, puede tardar meses o años. La consultoría, por su parte, implica un lapso menor y, en la mayoría de los casos, se cronometra, definiendo una fecha de inicio y una final.
Nivel de involucramiento: la intervención organizacional precisa de mayor acercamiento a las personas, y a la filosofía y principios de la organización para su comprensión integral. De otro lado, la consultoría no requiere de un involucramiento mayor, pues basta con que se solucione un problema puntual, especialmente operacional.
La intervención organizacional requiere un ejercicio de reflexión y autorreflexión de las partes involucradas, para comprender el problema más allá de lo superficial o aparente, garantizando, de este modo, soluciones contundentes y de raíz. En la consultoría, el consultor señala, específicamente, cuál es el problema y su solución, sin un mayor ejercicio de reflexión, porque muchas veces el problema es advertido anticipadamente. La organización, después del diagnóstico, puede convenir otro contrato para que los consultores presenten propuestas de solución y ejecución de las mismas en un lapso preestablecido.
El objeto de la intervención organizacional es la comprensión, como una visión cualitativa y cuantitativa que involucra muchas dimensiones de la organización y que no se reduce al problema en sí. Esta tarea requiere una visión amplia de la organización y de las personas que la conforman, de ahí que se ocupe de los fines. La consultoría, por su parte, es funcionalista, atiende problemas funcionales, mecánicos y menos profundos, es mediática.
El interventor asume un rol de mucha trascendencia, incluso afectando su visión del mundo tras la realidad vivida en la organización. Su papel no es neutro frente a su experiencia, la cual tiene tanta influencia en la organización como en la persona que interviene. En contraste, el consultor se considera imparcial frente a lo que ocurre en la organización, realiza un diagnóstico objetivo basándose en lo que la dimensión factual le permite recopilar. Las descripciones o diagnósticos que realiza no le afectan ni cambian su percepción de la realidad.
El resultado de la intervención organizacional es una transformación que garantiza el bienestar integral de la organización en toda su macroestructura (incluye las dimensiones: 1) la humana, que representa el trabajo; 2) la de procesos; 3) la logística e infraestructura; 4) la administrativa y la social, reflejadas en las relaciones interpersonales y en el ambiente laboral que se gesta al interior de la organización) debido a que la empresa no se reduce a procesos. En la consultoría se atiende, puntualmente, un problema y, por tanto, el resultado se enfoca únicamente hacia ese frente.
Fuente: Elaboración propia, a partir de Alzate (2019, pp.182-183).
El papel del consultor externo en la organización Cuando las organizaciones conciben la necesidad de
cambiar y deciden intentar mejorar su efectividad, usualmente hacen uso de un consultor externo a la
organización. El concepto de consultoría se utiliza para aludir a una actividad efectuada por una persona en relación con otra y apoyarle a aplicar los recursos necesarios para resolver un problema, aportando a la