Soto Federico, M. del R., Molina Verdugo, C., y López Caballero, J. H.
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Vol. 10, núm. 28 / enero – abril del 2025
desarrollo de habilidades prácticas y competencias sociales necesarias para desempeñarse eficazmente en el mercado laboral (Chávez & Garrido, 2018). Es fundamental que los programas educativos estén diseñados no solo para transmitir información, sino también para preparar a los estudiantes para resolver problemas reales y adaptarse a las necesidades de las empresas (Bueno, 2022). De este modo, la formación debe incluir tanto el desarrollo de habilidades técnicas como la capacitación en habilidades blandas, como la comunicación efectiva, el trabajo en equipo y la adaptabilidad, aspectos altamente valorados por los empleadores (Vásconez, Acuña & Herrera, 2024).
Relación entre Calidad Docente e Inserción Laboral Numerosos estudios han demostrado que existe una
relación directa entre la calidad docente y la inserción laboral de los egresados (Cahuana, Sotomayor, llanes & De La Cruz, 2020). Un docente bien preparado no solo asegura que los estudiantes adquieran los conocimientos fundamentales, sino que también favorece el desarrollo de habilidades prácticas que pueden ser aplicadas en el mundo laboral. Según Salido (2020), las metodologías activas y centradas en el estudiante, como el aprendizaje basado en proyectos y la investigación aplicada, permiten a los estudiantes adquirir experiencias que les facilitan su adaptación al entorno laboral.
La calidad de la enseñanza, por lo tanto, no solo impacta en el rendimiento académico, sino también en la empleabilidad de los egresados. De acuerdo con Sánchez (2024), los egresados de programas educativos que promueven la calidad docente tienen mayores oportunidades de encontrar empleo en su campo profesional, ya que los empleadores valoran no solo los conocimientos teóricos, sino también las habilidades prácticas adquiridas durante su formación académica.
En cuanto a la teoría de la calidad docente, enfatiza la importancia de ciertos factores para garantizar una enseñanza efectiva y satisfactoria. La calidad docente se
entiende como un conjunto de prácticas, actitudes y conocimientos que el profesor emplea para facilitar el aprendizaje de los estudiantes, optimizando tanto los resultados académicos como el desarrollo integral de los alumnos. La investigación en esta área se ha orientado principalmente a identificar qué elementos influyen en la percepción estudiantil sobre la calidad de la docencia, y cómo estos pueden medirse y mejorarse en el contexto de la educación superior.
La teoría de la enseñanza y el aprendizaje sugiere que factores como la competencia académica, la metodología empleada, la interacción con los estudiantes y la objetividad en la evaluación son esenciales para una docencia de calidad (Biggs & Tang, 2007). Según estudios previos (Darling-Hammond et al., 2005), estos aspectos no solo facilitan el aprendizaje, sino que también promueven un ambiente de confianza y colaboración entre estudiantes y docentes. La competencia académica implica no solo el conocimiento profundo del área de enseñanza, sino también la habilidad para conectar estos conocimientos con otras áreas y contextualizarlos, lo cual contribuye a un aprendizaje significativo (Shulman, 1987).
Además, la percepción estudiantil sobre la calidad docente ha sido utilizada como un indicador valioso en múltiples investigaciones. Escalas de Likert y otras herramientas de encuestas han mostrado ser útiles para captar la percepción de los estudiantes respecto a aspectos como la claridad de los contenidos, la diversidad metodológica y la disponibilidad de los profesores (Marsh & Willis, 2007). Los estudios de Marsh y Roche (1997) subrayan la importancia de considerar la opinión estudiantil en la evaluación docente, ya que la percepción de los estudiantes afecta su motivación, compromiso y rendimiento académico.
Uno de los aspectos más estudiados es la diversidad metodológica, que se refiere a la capacidad del docente para utilizar varias estrategias didácticas que se adapten a