TRASCENDER, CONTABILIDAD Y GESTIÓN
María Concepción Verona Martel; Sara
De León Santana
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Núm. 9 / septiembre – diciembre del 2018
1. Introducción
La ética en los negocios es un tema preocupante y de gran actualidad. La crisis financiera en la que quedó inmersa la economía mundial en 2008 supone un estímulo adicional para la implementación de códigos éticos o códigos de conducta en las empresas, ya que en ellos se recogen principios y valores que ayudan en la toma de decisiones éticas en las organizaciones.
Los códigos de conducta, publicados en las páginas web oficiales de las empresas, se han convertido en una medida de señalización para todos los grupos de interés y el público en general del nivel de compromiso que tiene la empresa con la ética.
Entre los temas que recogen los códigos éticos de las empresas se encuentra la no tolerancia al acoso y discriminación en sus diferentes formas. Teniendo esto presente, el objetivo del este trabajo se centra en analizar el grado de presencia de los diferentes tipos de acoso y discriminación en los códigos éticos de las empresas cotizadas en la Bolsa española en el mercado continuo a fecha de último día de 2015, haciéndose el análisis tanto a nivel global como por sectores económicos.
Este trabajo se ha dividido en las siguientes secciones. Tras la introducción, en la sección segunda se hace una breve referencia a aspectos generales de los códigos de conducta y se indica el objetivo del estudio. En la sección tercera se recoge la muestra analizada y la metodología utilizada. La sección cuarta queda para los resultados obtenidos y la sección quinta recoge las conclusiones del trabajo.
2. Códigos de conducta: aspectos generales. Objetivo del estudio
Cortina (2003: 17) afirma que la ética es “un tipo de saber de los que pretende orientar la acción humana en el sentido racional; es decir, pretende que obremos racionalmente. A diferencia de los saberes preferentemente teóricos, contemplativos, a los que no importa en principio orientar la acción, la ética es
esencialmente un saber para actuar de un modo racional. Pero no solo en un momento puntual [ …] sino para actuar racionalmente en un conjunto de la vida ”.
Este autor haciendo referencia a la empresa señala que la misma “no es simplemente una máquina o un agregado de átomos inconexos, sino que efectivamente tiene una estructura que la lleva a funcionar de forma organizada, entonces debe estar dotada de rasgos análogos a los que hemos reconocido como propios de un organismo humano. Esto significa que debe tomar conciencia de qué valores y metas deben orientar sus decisiones, porque son los que le ayudarán a ir conformando su identidad, un carácter propio de la organización. Y también que la organización, como tal, debe hacerse responsable de sus decisiones y de las consecuencias previsibles que de ellas se sigan ” (Cortina, 1998: 128).
La empresa “puede y debe contribuir a la realización personal y a la mejora del entorno social ” (Debeljuh, 2005: 50), por tanto, “todas sus acciones tienen una dimensión ética y son susceptibles de una valoración moral. Por ello, si la empresa no contribuye a desarrollar las virtudes humanas de todos aquellos que se relacionan con ella, deberá replantearse su propia existencia ” (Debeljuh, 2005: 50).
La clave para que se consolide una cultura ética en la empresa está “en conseguir que los directivos y todos los agentes económicos asuman personalmente esas cualidades ” (Regojo, 2014: 28).
Toda empresa que “de verdad se comprometa con la ética ha de transmitir ese mensaje a toda la organización y también a aquellos que se relacionan con ella ” (Debeljuh, 2005: 51), y un vehículo eficaz para hacerlo es “mediante un código escrito que defina la misión de la compañía, sus valores y las reglas de comportamiento ” (Debeljuh, 2005: 51). En esta misma línea se pronuncia Lozano Aguilar (2007: 227) al afirmar que “el desarrollo de la ética en las organizaciones es un camino en el que el primer paso es la elaboración de un código de ética ”.