Luis Carlos Rodríguez Montaño

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Núm. 12 / septiembre - diciembre del 2019 DOI: https://doi.org/10.36791/tcg.v11i0.69

Pp. 2-21

evaluar la función legislativa. De igual forma, se describen los indicadores utilizados en dos épocas distintas en las cuales fungieron dos comités evaluadores distintos, y también mostraremos los resultados obtenidos que nos puedan dar respuesta a la pregunta planteada ¿calidad o cantidad en la presentación de las iniciativas de ley y decreto en el congreso local? De acuerdo al análisis de los resultados que se hayan dado en las legislaturas que fueron evaluadas podremos aventurarnos a emitir un juicio para asegurar si en el congreso sonorense, a partir de la implementación del sistema de evaluación del desempeño legislativo se privilegia la calidad y la profesionalización de la función legislativa.

Marco teórico

Marco de referencia

La implementación de la evaluación del desempeño legislativo es un fenómeno y una práctica que ha venido cobrando una relativa importancia en el espectro gubernamental en nuestro país en mayor medida al menos los últimos 15 años. Históricamente, el legislativo rara vez fue objeto de estudio en cuanto a las capacidades de los congresos como entes colegiados y como organizaciones compuestas por individuos que al igual que el resto de las organizaciones desempeñaban un trabajo susceptible de medición.

Por mucho tiempo los congresos locales en México se advertían como entes oscuros donde habitaban los diputados a quienes se les veía como funcionarios políticos que se les daban de premio una curul por favores políticos hechos en campañas, o por haber fungido como líderes de organizaciones gremiales magisteriales u obreras. A partir de lo que se podría considerar la ola democratizadora en América Latina (Huntington, 1991) que deriva en la transición democrática en México (Woldenberg, 2012), los

gobiernos locales y las legislaturas en los estados entran en la era de la transparencia. No obstante, a mediados de los noventa aún estaba en embrión el proyecto, y se observaba un legislativo dominado por el ejecutivo y con carencias en aspectos de trasparencia.

Con la entrada de partidos de oposición al PRI a los congresos locales, la función del legislativo, que otrora era algo que el ciudadano común no comprendía bien, pasó a ser una función que se puso en vitrina, antes del término del siglo XX poco a poco los ciudadanos comenzaron a enterarse de las funciones específicas del legislativo estatal, de tal forma que la entrada de la democracia trajo consigo entre otras cosas, reclamos por parte del ciudadano de transparentar la función del congreso.

A finales de la década de los noventa del siglo anterior, se comenzó a gestar la idea de aplicar indicadores que evaluaran el desempeño de los diputados en el congreso. La evaluación del desempeño siempre fue una herramienta útil en las empresas privadas, ya que se utilizaba como un mecanismo para darle seguimiento y medir el desempeño de los trabajadores en una organización. La medición del desempeño atiende la posibilidad de valorar la productividad individual, la eficiencia, la dedicación, el empeño y demás atributos que se considera deseable en un trabajador (French, 1991). Desde esta perspectiva, la evaluación del desempeño aplicada al congreso, nos presenta un enfoque distinto, ya que la evaluación se realiza a un ente de gobierno que por antonomasia el producto de su función genera resultados de corte principalmente cualitativo, por lo que primero se deben de definir bien cuáles son los indicadores que habrán de utilizarse en la evaluación.

También al pensar en evaluar la actuación del legislativo local nos preguntamos ¿Qué pasa cuando un