Luis Carlos Rodríguez Montaño
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Núm. 12 / septiembre - diciembre del 2019 DOI: https://doi.org/10.36791/tcg.v11i0.69
Pp. 2-21
El índice de ciudadanización de las iniciativas no arrojo un dato cuantitativo ya que el indicador carecía de una fórmula la cual nos arrojara un resultado contundente.
Utilizando los mismos criterios de evaluación, en el segundo año de ejercicio evaluativo, que comprende de septiembre de 2010 a septiembre de 2011, fueron presentadas 71 iniciativas de ley o decreto, de las cuales 69 las generó el mismo legislativo y 2 el ejecutivo. Esto nos arroja un porcentaje del 97% y 3% respectivamente. En cuanto a la eficiencia legislativa se aprobaron 46 iniciativas de las 71 presentadas, lo que nos arroja una tasa del 65% con un respectivo 35% de rezago legislativo.
La asistencia al pleno presentó un promedio de 98%, en esta segunda evaluación se agregó la información de las faltas justificadas ya que en la anterior evaluación la posibilidad de justificar las inasistencias distorsionaba los porcentajes de ese indicador, la evaluación incluyó una tabla en la cual se promedió el número de inasistencias en relación al número de diputados de cada fracción parlamentaria, siendo el partido Nueva Alianza el que promedió el número más alto con 6.33 faltas, y el PRD el menor con un promedio de 2 faltas por diputado. Sin embargo, en relación al número de diputados, la mayor efectividad fue del partido del PAN, ya que logro un promedio de 2.21 inasistencias en promedio con 14 diputados en el mismo número de sesiones.
El indicador de asistencia a las reuniones de comisiones arrojó un promedio de asistencia de 86.38%, con picos de entre 35% y 0% de inasistencias. En el caso de las inasistencias a las reuniones de comisión, se permitía que el legislador presentara algún justificante que excusara la falta, los cuales generalmente eran de carácter médico, o por atender algún llamado a alguna otra reunión en otro lugar fuera del recinto legislativo o fuera de la ciudad.
La agenda legislativa común no fue posible evaluarla, ya que no se presentó una agenda la cual se pudiera evaluar, los temas los iban presentando de manera espontánea sin haber hecho una planeación legislativa.
En el caso del código de conducta no se registraron violaciones al mismo.
El índice de ciudadanización de las iniciativas o de trabajo previo a la iniciativa, no registró un dato cuantitativo, ya que el indicador carecía de una fórmula la cual nos arrojara un resultado contundente. En ese sentido se registraron reuniones de las distintas comisiones, en las cuales esporádicamente se invitaba a algún funcionario público que conociera del tema o se registraba la realización de algún foro de consulta, estos no eran muy frecuentes ya que la cantidad de recurso imposibilitaba que la mayoría de los diputados tuvieran la opción de realizar dichos foros. Dentro de las actividades previas a la aprobación de diversas iniciativas, se destaca que el Congreso registró en el área de eventos especiales la organización de 10 foros, de los cuales 9 fueron promovidos por Damián Zepeda Vidales (PAN) y uno por Vicente Solís Granados (PRI) como los únicos diputados que promovieron foros de consulta ciudadana.
La primera etapa de evaluación fue con una metodología de carácter político más que de orden cuantitativo, en el caso de las iniciativas al medir si se aprobaba o no, se dejaba a consideración de los votos de las comisiones si esta pasaba el tamiz de análisis para presentarse en el pleno, esto sin importar si la iniciativa cumplía con requisitos de profesionalismo o no, todo se dejaba a la construcción de mayorías. De igual forma los números de las asistencias o inasistencias servía para noticias o encabezados periodísticos para exhibir a los diputados faltistas. Por otra parte, no existía una fórmula que nos ofreciera un número de evaluación en alguna escala de logro, el cual pudiera comparar el rendimiento