TRASCENDER, CONTABILIDAD Y GESTIÓN

Mónica Ballesteros Grijalva María Eugenia De la Rosa Leal Ismael Mario Gastélum Castro

79

Núm. 12 / septiembre - diciembre del 2019

Este siglo es testigo de que la RSU, aún es una área en edificación, va revistiéndose de un discurso inagotable y en sintonía con la búsqueda de una Universidad que auto aprende desde su gobernabilidad para el bien de la sociedad que la rodea. Así lo indica, por ejemplo, a nivel transnacional, la red University Social Responsibility Alliance, con sede en San Francisco, así como el que conste como política prioritaria dentro de la International Association of Universities Policy Statements (Vasilescu, Barna, Epure & Baicu, 2010). En España, la denominada “Estrategia Universidad 2015 ” del Ministerio de Educación español (2011) convierte a la RSU en un eje estratégico con su consiguiente sistematización, reconocimiento e impacto.

Y así lo refleja en sus políticas, en su rendición de cuentas y en las alianzas con los agentes externos (González, 2010; Pelekais, 2010), además de contar con experiencias especificas sistematizadas en universidades de América, Europa y América Latina, como los proyectos de Global Compact , la Declaración de Talloires en el 2005, en la cual se suscribieron un total de 29 universidades de todo el mundo con el fin de comprometerse con las responsabilidades sociales y cívicas, la fábrica de Responsabilidad Social de la Universidad de Valladolid, en España o el proyecto Universidad Construye País de la Universidad de Concepción de Chile, en América Latina, como ejemplos significativos al respecto (Gaete, 2011; Gaete, 2011a; Martí Noguera & Martí Vilar, 2013; Martí Noguera, Moncayo & Martí Vilar, 2014; Muñoz, 2013). También las investigaciones, en especial entre 2009 y 2012 para el ámbito latinoamericano (Pacenza & Silva, 2013), evidencian cómo herramientas cualitativas y cuantitativas así como sus correspondientes resultados y análisis.

Definiciones de Responsabilidad social universitaria Integrando diferentes definiciones podría decirse que la

RSU constituye un enfoque de dirección universitaria (García, 2014), un compromiso implícito en las universidades (Vázquez, Aza & Lanero, 2014) a lo que se añade el hecho de que es transversal e integral (González, 2010) desde su labor reflexiva, ética, académica, investigadora e innovadora (Vila, 2012); es una política institucional integral que se encarga de la gestión de todos los impactos sociales que la universidad genera, en diálogo participativo con los diversos grupos de interés (Vallaeys, De la Cruz & Sasia, 2008) y a la luz de los valores, objetivos, formas de gestión e iniciativas que implican un mayor compromiso con la sociedad y contribuyen a un nuevo modelo de desarrollo más equilibrado (Ministerio de Educación, 2011) que promueve el Desarrollo Humano Sostenible (Vallaeys, 2006).

La RSU puede ser comprendida y aplicada, así, dentro de un marco de análisis de la vida universitaria con los “ejes ”: Campus responsable, formación profesional y ciudadana, participación social y gestión social del conocimiento fundamental desde tres modelos principales: El gerencial, el normativo y el transformativo (Gaete, 2011; Naval & Ruiz, 2012); y aplicándose en dos niveles (Olvera & Gasca, 2012; Villa, 2012) si atendemos a los propios stakeholders de la institución universitaria:

A nivel interno, que comprende a los estudiantes, docentes, investigadores, directivos y personal administrativo, con la intención de fomentar la participación activa de la comunidad universitaria, generando espacios que construyan democracia sobre unos valores comunes de paz, convivencia, sostenibilidad y cooperación, entre otros.