TRASCENDER, CONTABILIDAD Y GESTIÓN
Gastélum Cano, J. M.
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Año 5, núm. 14 / mayo - agosto del 2020
externo o interno, desgraciadamente un indicador de éste tipo daría información después de haberse sufrido consecuencias, sin embargo, ofrece la posibilidad de percatarse posteriormente cuando algo marcha mal y permitiría informar la necesidad de resarcir el daño, reduciendo las consecuencias también para la empresa. En ese caso también, tal como expone De la Rosa, (2009:25):
“la gestión sobre las finanzas, se apega a una red de comunicación de los efectos, en donde el medio de control responde a las características, necesidades de las estrategias y forma de operación de las organizaciones. En cuya línea de funcionamiento la información de lo que pasa, es un detector que se apoya en un indicador o norma preestablecida que utiliza el medio de control para transformar el efecto en la organización en una retroalimentación que modifica el comportamiento hacia lo requerido. ”
De ésta forma se estaría dando a luz, a un indicador de eficiencia medioambiental en términos monetarios, relacionado a las consecuencias de las acciones de la organización, similar a como lo plantea Picazo (1994 citado por De la Rosa, 2009:64) que informa acerca del desempeño medioambiental de la empresa, actuando en el sistema de calidad como detector de malas decisiones a través de las consecuencias medioambientales registradas (Epson y Birchard, 2000 citados por De la Rosa, 2009:60) traducidas como costos, los cuales está por demás decir, afectan negativamente la utilidad, pero además son evitables en la misma medida que las consecuencias al medioambiente. De hecho:
“los costos medioambientales actuaron en su origen como uno de los catalizadores de la contabilidad medioambiental, ya que se constituyeron en el primer argumento de interés en el conocimiento del daño ambiental como un costo social de las organizaciones, e inclusive
fueron señalados como el concepto eje para en razón de ellos, desarrollar la contabilidad medioambiental ” ( De la Rosa,2009:63).
Sin duda, las actividades organizacionales tienen alguna repercusión en el ambiente contiguo a veces imperceptible inmediatamente. A veces se espera a que los ciclos biogeoquímicos hagan su trabajo natural y eliminen todo rastro de consecuencias de las actividades, pero no siempre es así de sencillo. Frecuentemente se olvida la dependencia perpetua que los seres humanos tienen con los recursos naturales y con el medio ambiente, lo que les afecta a corto o a largo plazo, directa o indirectamente, que también afecta a la sociedad y a las mismas organizaciones de diferentes maneras, dependiendo de su actividad.
Antecedentes
Teniendo en cuenta la estrecha relación que existe entre los recursos naturales, las organizaciones y el ser humano, surge la necesidad de crear regulaciones ambientales que protejan y propendan por el uso adecuado de estos recursos, pues a partir de ellos se satisfacen las necesidades vitales de la población mundial. (Silva y Correa, 2010:27). Sin embargo, considerando las deficiencias de las leyes nacionales y el aparato legislativo en estas cuestiones (que las tienen, si no, no nos situaríamos en la problemática ambiental actual) que conllevan a una conservación parcial del medio ambiente, además del amplio desconocimiento de las normas ISO 14000 y sumado a esto el escepticismo de los costos medioambientales contables en el ámbito nacional (Morales, 1998 citado por De la Rosa, 2009:46); una propuesta nada descabellada sería disuadir a las organizaciones, que los perjuicios medioambientales afectan también a éstas en el curso y resultado de su actividad económica.
No obstante, antes de lograr el objetivo expuesto, primero hay que corregir los detalles que limitan a la contabilidad de costos medioambiental. Lo cual es