Miguel Ángel Vega Campos
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Núm. 13 / enero - abril del 2020 DOI: https://doi.org/10.36791/tcg.v13i0.79
Pp. 59-73
Palabras clave: políticas, públicas, conductas, atípicas, menores.
Abstract
There are different factors and circumstances that provoke atypical behaviors in minors and young people that put their regular coexistence within society at risk. For this reason, the participation of the government – regardless of the sphere of public administration in question: federal, state or municipal – is transcendental, in terms of the design and implementation of public policies that allow preventing and addressing atypical behaviors presented by minors and young people, so that this issue does not lead to a larger problem, the effects of which jeopardize the proper coexistence of citizens. Knowing that the aforementioned problem is not exclusive to Mexico, this work aimed to carry out a review and analysis of the literature, both in the Mexican context and at the international level, of academic or research publications, in which actions are outlined, programs or public policies, implemented for the prevention and care of atypical behaviors in minors and youth; in such a way that said review and analysis allowed the author of this essay to use some recommendations or conclusions on the topic addressed. Derived from the literature review, both in the international and in the Mexican context, regarding public policies for the prevention and care of atypical behaviors in minors or young people, it can be pointed out that there is sufficient evidence that can be used as a reference or starting point, to address this problem that is not foreign to Mexico.
Keywords: public, policies, behaviors, atypical, minors.
Introducción
Aun cuando pareciera que la frase “los menores y los jóvenes son el futuro y hay que cuidarles y educarles ” , suena demasiado trillada, la expresión sigue siendo vigente en cualquier sociedad y circunstancia; por lo que esta cuestión debe ser un foco rojo que ponga en alerta el funcionamiento de la administración pública – independientemente del orden de gobierno de que se trate: federal, estatal o municipal –, en cuanto al diseño e implementación de políticas públicas que procuren encausar de forma adecuada, el comportamiento de los menores y los jóvenes, dentro de una sociedad que cada vez está más fragmentada y descompuesta. En definitiva, el gobierno tiene la obligación de proporcionarles a los menores y jóvenes un camino de futuro en las mejores condiciones posibles.
Son diferentes factores y circunstancias los que pueden provocar en los menores y jóvenes, conductas atípicas que ponen en riesgo su convivencia regular dentro de la sociedad. En este sentido, autores como Nieto-Morales (2012) exponen que la familia es la unidad básica de socialización y se constituye como el pilar fundamental para que los menores y los jóvenes adquieran valores que les permitan un futuro normalizado; sin embargo, la familia sola no puede educar y es la escuela que además contribuye a esta socialización, la que facilita la integración, siendo muy importante también el aprendizaje social. Por lo tanto –como bien lo señala Nieto-Morales (2012:17) –, “todos estos ingredientes son los que permiten que los menores y jóvenes puedan tener una vida personal y social normalizada ”.
Sin embargo, “con los cambios sociales, la estructura familiar ha sufrido importantes modificaciones y en muchos casos pérdida de valores fundamentales para la