Domínguez Díaz, A. M.
72
Año 5, núm. 15 / septiembre - diciembre del 2020
DOI: https://doi.org/10.36791/tcg.v0i15.89
Pp. 66-78
traduce en un compromiso formal con la misma (Loosemore et al., 2018: 157).
Asimismo, se obtiene en este estudio que las empresas australianas parecen tener un compromiso formal significativamente mayor con la responsabilidad social corporativa que sus equivalentes en Singapur, sin embargo los encuestados de este país fueron más optimistas en su apoyo a la alta dirección para la realización de tales prácticas (p. 158). Además, hay que destacar que las actividades en esta materia en Singapur difieren de Australia y Nueva Zelanda en muchas áreas, y tales diferencias podrían explicarse en base a factores culturales, institucionales y demográficos, a normativas legales y a la estructura de la fuerza laboral (p. 158).
Los citados autores terminan su trabajo afirmando que dado que cada vez más, existe en esta industria una tendencia hacia la globalización, y ya que a la responsabilidad social corporativa se le está dando más peso a la hora de conceder licitaciones de construcción “se necesita más investigación para comprender mejor las diferencias en las prácticas de RSC entre las empresas de construcción que operan en diferentes países ” (Loosemore et al., 2018: 158).
En un trabajo anterior realizado por Duman (2016: 218), se afirmaba que las empresas constructoras son conscientes de la creciente importancia de la RSC, pero que el tamaño de la compañía y las características del país tienen un gran impacto en cómo desarrollan sus políticas en materia de responsabilidad social y ambiental.
La política de responsabilidad social corporativa de las empresas de la construcción cotizadas en la Bolsa española fue analizada en el trabajo de Domínguez Díaz (2018). Tras el análisis realizado en base a los informes de sostenibilidad de dichas empresas y las publicaciones en su página web oficial referentes a la materia, el autor considera que estas compañías pueden ser clasificadas en tres grupos (Domínguez Díaz, 2018: 33-34). El primero estaría formado por las empresas que tienen un
nivel bajo en responsabilidad social corporativa, el segundo por las que tienen un nivel medio y el tercero por las que tienen un nivel alto (p. 34). En concreto, el 25 % de las empresas de la muestra se engloban en el primer grupo, mientras que el resto a partes iguales se encuentran recogidas en los dos bloques restantes.
En el primer grupo, con una política de RSC de nivel bajo, se encuentran las compañías que a lo largo del periodo analizado no publican informe de sostenibilidad, lo que dificulta obtener información más o menos detallada sobre variables fundamentales de responsabilidad social y ambiental, ya que es normalmente este documento en el que se recoge tal información como los gastos en filantropía, las multas medioambientales recibidas y los gastos e inversiones medioambientales realizados (Domínguez Díaz, 2018: 34). Estas empresas tampoco poseen código ético, ni fundaciones sociales, no pertenecen a índices de sostenibilidad, y no han recibido premios medioambientales a lo largo del periodo estudiado (p. 34). De las empresas de este grupo, los datos relativos a la cuestión analizada que se conocen son muy escasos, prácticamente quedan limitados a saber qué certificaciones medioambientales poseen, así como que están adheridas al Pacto Mundial de Naciones Unidas (p. 34).
En el segundo bloque se incluyen aquellas empresas de la muestra que tienen una implicación media. Estas a lo largo del periodo estudiado han publicado memoria de sostenibilidad realizada de acuerdo al GRI, están adheridas al Pacto Mundial, poseen código ético en el que han incluido el ítem respeto por el medio ambiente, así como la ISO 14001 y la OHSAS 18001, fundaciones sociales y han recibido escasos premios medioambientales (Domínguez Díaz, 2018: 35). El motivo por el que fueron incluidas en este bloque está en el hecho de que su comportamiento con respecto a algunas de las variables consideradas en el estudio, como inversiones ambientales, gastos ambientales, gastos en filantropía y pertenencia a índices de